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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fusión a la fuerza

Los accionistas minoritarios de Aragonesas ya no podrán seguir siéndolo. Uralita ha decidido absorber a su filial, participada al 88,67%, en una operación pactada por los mismos protagonistas en los dos lados de la mesa. Aquellos que rechazaron en su día la oferta pública de adquisición lanzada por la propia Uralita sobre Aragonesas no tendrán ahora más remedio que aceptar un canje por el que pasarán a convertirse en accionistas de la primera.

La operación cumple con todas las formalidades y requisitos legales exigibles, pero vuelve a dejar cierto regusto de desprecio a los intereses de los accionistas minoritarios. Una prima inferior al 5% para una operación que tienen que aceptar a la fuerza parece, por lo pronto, insuficiente. En el plan estratégico de Uralita está la venta de Aragonesas y nada indica que esos planes hayan cambiado. Más bien, la impresión generalizada es la de que la compañía trata de sacudirse la molestia que pudiera conllevar la presencia de accionistas minoritarios a la hora de pactar la venta de la filial.

Si el fondo parece cuestionable, las formas lo son aún más, pues la fusión se anuncia después de que la CNMV tuviera que suspender la cotización de ambas ante la evidente fuga de información privilegiada.

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