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Lealtad, 1

Ondas, olas y otras unidades para analizar

Los mejores observadores bursátiles y los analistas más fríos llevan encerrados varios días en sus estudios sin rechistar. Han resaltado que los valores líderes están cansados; coinciden en que la mejora de los mercados es puramente técnica y que son los futuros los que tiran del subyacente, de la Bolsa de siempre, y no al revés, que es lo que mandan los cánones. Pero el mercado aguanta.

¿En qué parte del ciclo se encuentran las Bolsas del mundo? Es la pregunta del millón de dólares. Los profesionales del mercado no se amilanan, porque su sueldo está en juego. O lo que es lo mismo, están obligados a interpretar el futuro que viene aunque sea a través de concentrar la mirada en los posos del café o el curso de las estrellas, que de todo hay.

Los últimos días están plagados, así, de referencias variopintas y de multitud de medidas utilizadas para el análisis de lo que ha pasado. Saltan en los informes de situación alusiones específicas a las diferentes ondas de expansión bursátil que se han producido en la historia y las que Eliot bautizó. También, la longitud de las olas que preceden y suceden a los maremotos. Se habla, por supuesto, de figuras propias de la mitología como la formación de hombros-cabeza-hombros o la triangulación en banderines de córner, como si de un partido de fútbol se tratara.

Cartabón en mano, los sesudos analistas viven momento de confusión. ¿Ha cambiado el ciclo? ¿Seguirá la Bolsa al alza y pondrá tierra por medio a las referencias que ahora asustan? Hay técnicos que apuestan por una corrección importante a la que seguirá una subida mayor.

Mientras, los analistas que sólo se fijan en la realidad de las empresas y de la economía advierten que se ha exagerado la tendencia a cotizar las expectativas y que es necesario que la realidad, los datos ciertos, acompañen. Vuelve a darse una gran separación entre economía real y Bolsas.

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