Lo que sugiere el cansancio de los líderes
Algún observador ha comentado que el verano que entra en su recta final ha pasado en blanco para las Bolsas, que es lo mismo que decir que mucho ruido, principalmente en las tres últimas semanas, pero pocas nueces. Si nos centramos en el periodo veraniego en exclusiva, observamos, en efecto, que el Ibex marcaba el 20 de junio los 7.080 puntos frente a los 7.200 de ahora.
Esta mirada somera de lo que acontece desde hace unos meses queda refrendada con el hecho de que la Bolsa no ha sido portada de los medios de comunicación hasta el puente de la Virgen de agosto, que es cuando alcanzó el nivel más alto del año, aunque por los pelos. Así continuó la semana siguiente para entrar desde entonces en un proceso de dudas e incertidumbres respecto a la consecución de nuevas metas.
Este recorrido por los índices en los tres últimos meses demuestra con suficiente contundencia que los valores líderes ofrecen síntomas de agotamiento evidentes. De ahí la incapacidad de los principales índices para batir nuevas marcas. Los valores más capitalizados son los que han soportado gran parte del recorrido alcista desde los mínimos de marzo. Los gestores más avispados muy bien han podido cubrir ya posiciones al considerar que el año, con la rentabilidad obtenida, prácticamente está cerrado y que lo conveniente ahora es adoptar estrategias de ver y esperar.
Los que acumulan más años de experiencia en la Bolsa española y, lo que es más importante, aquellos inversores y operadores que aún siguen vivos después de tanto fiasco vivido desde 2000, advierten del protagonismo asumido por los valores de segunda y tercera división desde hace unas jornadas.
Estos expertos destacan que cuando los valores líderes se cansan y son los más pequeños los que toman las riendas, la caída de la Bolsa está próxima. Eso es, al menos, lo que ha sucedido histórica y tradicionalmente en el mercado nacional.