Apostemos por la banda ancha
Para desarrollar la sociedad de la información es tan importante aumentar el número de usuarios de Internet como que sus conexiones tengan más capacidad de transmisión de datos, permitiendo así que la Red se convierta en esa autopista multimedia desde la que es posible acceder a los servicios y aplicaciones más avanzados. Si creemos en la sociedad de la información, hay que apostar por la tecnología de banda ancha.
El eEurope 2002, aprobado en Feira (Portugal), puso en su punto de mira aumentar el número de internautas, pero la conectividad tiene que traducirse en actividad si queremos una economía más competitiva y por eso el eEurope 2005, que se aprobó en Sevilla, reorientó el punto de mira hacia el desarrollo de los servicios, aplicaciones, contenidos e infraestructuras, optando por la utilización generalizada de la banda ancha, la infraestructura que está transformando Internet y que permitirá consolidar la sociedad de la información.
Las infraestructuras progresan cuando aparecen más servicios y aplicaciones, y viceversa. Es una retroalimentación positiva que ha llevado a que el desarrollo de Internet siga estas etapas: primero, el Internet básico, con el objetivo de multiplicar el número de usuarios; luego, el Internet avanzado, con el desarrollo de la banda ancha, alta velocidad de acceso y conexión permanente, y, por último, la generación de servicios, aplicaciones y contenidos útiles, seguros e innovadores que impulsarán el acceso masivo a la sociedad de la información. El mundo desarrollado transita ahora entre la primera y la segunda etapas.
En España, comparativamente, estamos mejor en implantación de la banda ancha que en número de internautas. Uno de cada cuatro hogares ha superado el módem convencional y tiene acceso por banda ancha, un porcentaje superior al de Francia o EE UU, y en número de líneas ADSL en Europa sólo nos supera Alemania. El año puede acabar con cerca de tres millones de conexiones de banda ancha, de las que dos millones serían ADSL. Un logro que hay que consolidar
El nuevo plan España.es, que a finales de año debe sustituir al desprestigiado InfoXXI, debería dedicar atención especial al desarrollo de la banda ancha, con acciones como las siguientes:
Avanzar en la liberalización. Las inversiones en banda ancha las realiza mayoritariamente el sector privado y hay que estimular una competencia real en el mismo, para acelerar su desarrollo y generar innovación.
Todas las Administraciones públicas deberían disponer al finalizar el España.es de conexiones de banda ancha.
Todos los ciudadanos deberían tener un acceso cómodo a la banda ancha en sus propios municipios, al menos con los conocidos como papi, es decir, con los puntos de acceso público a Internet. Considerado Internet como un servicio de carácter universal, resulta inexcusable acelerar su implantación en todo el territorio nacional, un proceso ya en marcha.
Todos los centros de enseñanza tendrían que contar con acceso de banda ancha para fines educativos y de investigación, y también los museos, bibliotecas, archivos, etcétera.
Hay que remover los obstáculos legislativos y reglamentarios que dificultan la implantación de la infraestructura, facilitando los derechos de paso y la instalación de postes y conducciones.
Y, además, actuar sobre unos precios que desaniman a muchos usuarios que no conocen bien los servicios de valor añadido que ofrece la Red. El ADSL español, a 39 euros al mes sin IVA, está por debajo de lo que se cobra en los grandes países europeos, aunque en algunos de ellos la calidad de la navegación es más alta y eso debería descontarse al comparar precios finales.
En cualquier caso, resulta un precio excesivo para muchos usuarios. Se necesitan precios suecos, de unos 24 euros, que es lo que cobra Telefónica a los revendedores que utilizan las líneas telefónicas para vender su ADSL.
Será necesario echar mano de los presupuestos generales del Estado, pues hay que invertir en infraestructuras y desarrollar un Internet rápido, útil, seguro, conocido por los ciudadanos y al alcance de todos, y avanzar así hacia una economía más competitiva basada en Internet.