Tiger hace un feo a su mecenas
El número uno ha originado una crisis en la multinacional con su decisión de utilizar su viejo 'driver' de Titleist en lugar del de su patrocinador
iger Woods ha cerrado el curso estival con malas notas. El número uno no ha ganado ni un solo grande durante 2003 y en la segunda cita correspondiente a los campeonatos del mundo, el WGC NEC Invitational, ha visto cómo se le escapaba el triunfo por primera vez en la historia (siempre había vencido en el Firestone CC). Tiger no es aquel monstruo insaciable capaz de ganarlo todo.
Tiger se ha quedado sin un grand slam que defender la próxima temporada, un hecho que no sucedía desde el año 1998, es cierto, pero sigue siendo el número uno de la clasificación mundial: ha ganado cuatro torneos en el circuito estadounidense y es el segundo en la lista de ganancias, con 5.067.496 dólares en premios, sólo por detrás de Davis Love III, que realiza la temporada de su vida, con unas ganancias de 5.482.038 dólares.
Tiger es tan número uno que la multinacional de complementos deportivos más poderosa del mundo, Nike, está patas arriba con la decisión adoptada por el golfista californiano de no utilizar el driver de esta marca, con la que tiene un contrato de 24 millones de euros anuales, y volver a la vieja madera que empleaba en 1997, fabricada por Titleist, una firma que está en directa competencia con la que equipa y paga a Tiger.
Tiger Woods es el buque insignia de la multinacional de ropa deportiva tras la retirada del jugador de baloncesto Michael Jordan
Titleist no tiene previsto lanzar ninguna campaña publicitaria aprovechándose de la medida adoptada por el jugador, quien al confirmar en rueda de prensa que ha vuelto a su viejo palo, ya les ha hecho bastante favor. 'La decisión que ha tomado Tiger de volver a su viejo driver y confesarlo públicamente es difícil de valorar cuantitativamente, lo que está claro es que Nike no venderá ni una sola madera más', según Robert Byrd, consultor independiente.
Es como si, de repente, Michael Schumacher dejara el Ferrari y decidiera pilotar el Renault de Fernando Alonso porque los coches de la escudería francesa cuentan con un mejor chasis para ganar el Gran Premio de Hungría de Fórmula 1. Sería un escándalo. Pues algo así es lo que ha hecho Tiger con Nike, aunque siga empleando la línea de ropa de su marca, los zapatos y las bolas, si bien en este último caso tampoco se sabe por cuánto tiempo.
La decisión del número uno ha encendido todas las alarmas. El comité directivo de Nike ha exigido que en el menor plazo posible se le den a Tiger respuestas convincentes, que se le ponga entre las manos el material adecuado, además de exigir las responsabilidades a que haya lugar en el departamento de golf. Woods es el buque insignia de la compañía tras la retirada del jugador de baloncesto Michael Jordan. Una imagen a tamaño real del golfista preside la entrada de la Nike Tower en Manhattan, en la que posa junto a una bolsa de palos que contiene sus útiles de trabajo, aunque no está el driver.
Compañeros suyos, como Rory Sabbatini, han mostrado su extrañeza por el hecho de que la armonía haya durado tanto: 'Es increíble lo que ha hecho Tiger durante estas temporadas, utilizando un material de segunda línea', aseguró el compatriota de Tiger, unas palabras que agravan la crisis golfística de Nike.
Tiger permanece impasible, como si la racha de éxitos ahora truncada no fuera con él. Los médicos le han recomendado que acorte su temporada -el año pasado fue intervenido en su rodilla y eso le ha hecho variar su swing-. No juega con la misma confianza y, sin embargo, ha ganado cuatro veces este año y volverá a hacerlo. 'Cuando no gano no estoy satisfecho. Si consigo un título del circuito, es casi como una obligación para mí. He aprendido que sólo se me valora por los grandes que pueda sumar a mi lista'. Tiger acumula ocho, diez menos que Jack Nicklaus, pero le queda tiempo por delante.
En cambio, de lo que no se puede hablar es de endeblez del circuito americano (PGA Tour). La semana pasada se jugaron dos torneos, el NEC Invitational, reservado a los mejores del ranking y a los componentes de los equipos de la Ryder; la President's Cup, dotado con 6 millones de dólares en premios, y el Reno Tahoe Open, para aquellos que no tenían dónde competir, con otros 3 millones en premios. En total, 20 millones de dólares de inversión para la celebración de ambos, aunque para ellos la fiesta no fue completa. El norirlandés Darren Clarke, rememorando el espíritu del año pasado en la Ryder, se trajo el premio, 1,05 millones de dólares, para Europa.
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Amores prohibidos, sexo, venganza, traiciones... Martín Casariego (Madrid, 1962) utilizó todos estos ingredientes cinematográficos en su sexta novela, La hija del coronel, la nueva entrega de la Colección Narrativa del siglo XX en lengua castellana que Cinco Días ofrecerá a sus lectores el 1 de septiembre. El autor conoce muy bien el oficio de guionista. Ha firmado, entre otros guiones, los de Amo tu cama rica, La fuente amarilla o Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero, adaptación de su novela homónima. La hija del coronel es un relato de amor, amistad, encendidos sentimientos, verdades a medias y mentiras piadosas. El trepidante ritmo de su narración, la apasionante intriga del relato y su inquietante trasfondo de sexo, crueldad y violencia -pero también de entrega y camaradería- hacen de ella una novela sorprendente y desasosegadora.
Melilla, finales de los años sesenta. Allí sitúa Martín Casariego la historia de José, un joven campesino que decide enrolarse en la Legión en busca de un futuro mejor. Se enamorará de María, la hija del coronel, una relación que le empujará a un peligroso camino de mentiras y acechanzas.
La novela iba a llamarse María y el legionario, pero el escritor cambió el título por el de La hija del coronel cuando la presentó al Premio de Novela Ateneo de Sevilla. A la mayoría de la gente le gustaba más el resultado final y él reconoce que tampoco le disgustaba. A quien parece que no les gustó nada la novela fue a los altos mandos de la Legión, pero sí a los que pasaron por allí, lo que para su autor dice mucho en favor de ella. El libro ganó el Ateneo, lo que consagró a Casariego entre los más destacados novelistas de la narrativa española contemporánea.
Martín Casariego se licenció en Historia del Arte y comenzó a escribir a los 16 años. Pasarían otros diez hasta ver publicada su primera novela, Qué te voy a contar, por la que recibió el Premio Tigre Juan a la mejor opera prima de ese año. Es autor también de La primavera corta, el largo invierno. Sus hermanos Pedro y Nicolás también son escritores.
Juan Benet (Madrid, 1927-1993) también vio adaptada a la gran pantalla una de sus novelas, El aire de un crimen, finalista del Premio Planeta en 1980. El escritor está considerado uno de los principales y más influyentes autores de la literatura de posguerra. Volverás a Región, publicada en 1968, supuso un revulsivo que le situó a la cabeza de una de las líneas de ruptura de la narrativa española.
Cuentos, la obra que se puede conseguir con este diario el próximo jueves, es una recopilación de su obra breve. Además, Benet escribió Otoño en Madrid, un libro de recuerdos publicado en 1987, en el que habla de su amistad con Luis Martín Santos, la serie de novelas Herrumbrosas lanzas, inspiradas en la guerra civil, o Una meditación, con la que obtuvo el premio Biblioteca Breve. Ha publicado también obras de teatro y ensayos; entre éstos destaca La inspiración y el estilo, que constituye un manifiesto a favor del estilo, frente al asunto.