Defensa y consumo impulsan la economía de EE UU, que crece un 3,1%
Sólo durante la Guerra de Corea, concretamente en 1951, el crecimiento de los gastos de defensa de EE UU había subido tanto como ahora. Las cifras que ayer hizo públicas el Departamento de Comercio muestran que estos gastos han crecido a un ritmo anual del 45,9% para atender los diferentes frentes de EE UU en el exterior.
La segunda pata del crecimiento se apoya en las renovadas fuerzas del consumo, que supone el 70% de la economía del país y mejoró a un ritmo anual del 3,8%. El aumento del gasto de los consumidores coincide con el primer efecto de la rebaja fiscal y, sobre todo, con el envío de cheques con ayuda estatal para los hijos a las familias más humildes. Unos 14.000 millones de dólares en total.
El tercer pilar es el largamente esperado repunte de la inversión de las empresas; ha sido esta vez mayor del calculado y del 6,9% de la primera cuenta se pasa al 8% y se aprecia que el gasto en equipamiento y software (muy castigado en los últimos tres años) ha crecido un 8,2%.
Las empresas han cambiado la tendencia gracias al impulso del nuevo y favorable tratamiento fiscal de las amortizaciones de capital que ha ayudado a que los beneficios hayan experimentado un crecimiento trimestral de 15,9%, el mayor en tres años.
Otro de los datos positivos para la economía de EE UU es que gracias a la debilidad del dólar los consumidores han optado más por productos del país, lo que ha rebajado el déficit comercial, como también están de rebajas los inventarios, algo que permite pensar en un mayor empuje de la economía en el futuro.
La mayoría de los analistas espera un crecimiento del 3,6% en el tercer trimestre, pero hay lugar para las dudas y el efecto a medio plazo de las rebajas fiscales. David Rosenberg, de Merril Lynch, cree que el consumo privado puede no conservar su fuelle hasta el cuarto trimestre por la débil creación de empleo.
La estadística de julio dejaba el nivel de paro en el 6,2% y ayer se registró una subida de 3.000 nuevos solicitantes de beneficios de desempleo. Algunos analistas creen que el llamado 'crecimiento sin empleo' se mantendrá hasta que se llegue al 4%, y puesto que el gasto en defensa no aporta muchos puestos de trabajo, aunque no se espera que este gasto decaiga, se necesita que el crecimiento se apoye más en actividades creadoras de empleo.
La revisión al alza del PIB no impresionó a las Bolsas, faltas de tendencia clara. Los pagarés del Tesoro saludaron la noticia del PIB con alzas. La sensación de los mercados es que a pesar de la mejora económica, puesto que el crecimiento no mueve la baja inflación, la Reserva Federal mantendrá su compromiso de mantener bajos los tipos, máxime cuando el paro no baja.
Intereses más altos
El problema es que lo que a los ciudadanos les llega de primera mano es el impacto del alza de los tipos a largo que se reflejan en sus hipotecas. Los expertos creen que el mayor esfuerzo por pagar hipotecas (con tipos del 6,28% en las de 30 años) amenaza el crecimiento por la fuerte presión en los hogares. La semana pasada las solicitudes de hipotecas cayeron un 13,3% un mínimos en 14 meses.
Esta semana se ha conocido que el déficit del Estado, en una aproximación favorablemente irreal, se mantendrá hasta 2011, un momento crítico porque comienza entonces un periodo de intenso crecimiento del número de pensionistas. Todo ello empieza a hacer mella en la opinión pública. Según la encuesta hecha esta semana por USA Today y Gallup, el 52% de los americanos desaprueba la gestión económica de Bush frente al 44%. Es el primer suspenso económico a Bush según esta encuesta.
Dióxido de carbono 'ecológico'
El presidente George Bush está siendo objeto de duras críticas por parte de grupos medioambientales que temen que Washington determine que el dióxido de carbono (CO2) no es un contaminante del aire y, por ello, el Gobierno federal no tiene potestad para regular sus emisiones.Steve Sawyer, de la organización Greenpeace, declaró al respecto que 'esto es una prueba más, como si hubiera necesidad de ello, de que el Gobierno de Bush es meramente una extensión de la industria de los combustibles fósiles'. La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) responde a las críticas diciendo que la Ley de Aire Puro de EE UU, que determina los contaminantes, no está para ocuparse del calentamiento terrestre.