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Automoción

El artífice del severo ajuste en Mazda dirigirá Ford Europa

La caída del consumo en la primera mitad del año ha tenido serias consecuencias para Ford Europa, que vio las ventas de sus marcas caer un 4,4%, mientras que el descenso medio se situó en el 2,6%.

En el segundo trimestre, Ford Europa acumuló unas pérdidas brutas de 525 millones de dólares (unos 472 millones de euros), el doble que en el primer trimestre, mientras que en el mismo periodo de 2002 perdió 18 millones. Su cuota de mercado se situó en el 11,3%, dos décimas menos que hace un año.

A decir verdad, este retroceso no es ninguna novedad, porque su presencia en el Viejo Continente está en franco retroceso desde finales de los noventa, debido a su tardanza en reaccionar a la demanda de motores diésel. Margen que han aprovechado otros fabricantes y que ha llevado a Ford a cerrar o vender cinco plantas y a concentrar su producción en menos fábricas.

El nuevo presidente y consejero delegado de Ford Europa, el quinto desde 1998, reconoció que el mercado europeo plantea 'condiciones muy duras' de trabajo, pero que, al fin y al cabo, no viene a hacer 'ningún cambio', sino sólo a 'implementar un plan de ajuste de costes que ya está en marcha'. Este plan, que se inició en 2000, pretende ahorrar 1.800 millones de euros al grupo.

Lewis Booth realizó estas modestas declaraciones ayer en Hiroshima (Japón), en la sede de Mazda, filial de Ford de la que es el máximo responsable desde junio del año pasado. Pero 14 meses le han bastado para conseguir sanear las cuentas de la quinta automovilística japonesa, que prevé este año aumentar sus beneficios un 24%. Para conseguirlo ha reducido un 20% la plantilla de Mazda.

Desde la sede de Ford en Michigan, el vicepresidente ejecutivo del grupo, David Thursfield, expresó con mayor vehemencia sus expectativas respecto a la división europea: 'Me sentiría muy decepcionado si no conseguimos volver a beneficios para el cuarto trimestre'. Thursfield tomó las riendas de Ford Europa a partir de la dimisión de Leach.

A sus 54 años de edad, Booth se limitó a señalar que su nuevo cargo 'no es el trabajo de mi vida, porque me sentía muy feliz y realizado en Mazda'. En su lugar se queda Hisakazu Imaki, que, a pesar de sus 38 años de edad, es un veterano en la compañía. Este nombramiento marca también un hito en la historia de Ford, porque es el primer japonés que el grupo estadounidense coloca al frente de Mazda desde que entró en su capital, en 1996.

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