La OMC cree que la desaceleración europea frenará el comercio mundial
El comercio mundial continúa su lenta recuperación, pero aún para este año las perspectivas son de una mejoría de sólo un 3% o menos, después de que el año pasado las transacciones comerciales crecieran un 2,5%.
æpermil;sos son los pronósticos 'decepcionantes' de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que en un informe en el que evalúa la situación de la economía mundial advierte de que 'una considerable incertidumbre ensombrece las previsiones de crecimiento para 2003'. Europa occidental es uno de los principales responsables de la lenta recuperación. Sus economías acaparan el 40% del comercio mundial de bienes y servicios, y el hecho de que en los primeros meses del año hayan tenido que rebajar sus pronósticos de crecimiento hará 'que el comercio mundial se resienta en la misma proporción'.
Además, el principal motor del comercio en 2002, Asia, sufrirá este año los efectos de la neumonía atípica. La inestabilidad política en Oriente Próximo también afectará de forma negativa. Por su parte, el precio del petróleo, aunque ha remitido desde la guerra de Irak, se mantiene aún por encima del nivel del año pasado, lo que hace más costoso el transporte de las mercancías.
La depreciación del dólar frente al euro y el yen también ha dejado su rastro. Su pérdida de valor 'puede contribuir a frenar el aumento continuo del déficit comercial de EE UU'. En junio el déficit se redujo a 39.500 millones de dólares, frente a los 41.500 del mes anterior. Por el contrario, el efecto de tipo de cambio hace que 'las previsiones de crecimiento de la UE y Japón tengan que rebajarse'.
El Informe del Comercio Mundial destaca la expansión que ha habido en las transacciones entre los países menos desarrollados de Asia. Su comercio ha pasado de una participación en el total mundial del 6,5% en 1990 al 10,7% en 2001. El director general de la OMC, Supachai Panitchpakdi, aboga por culminar la ronda de Doha para favorecer a los países en desarrollo. Pero la última propuesta de EE UU y la UE para liberalizar la agricultura no ha tenido buena acogida.