El Estado francés salva a Alstom del descalabro al tomar un 30% del capital
El Gobierno francés dio ayer un giro radical en su política de privatizaciones con el anuncio de la adquisición del 30% de Alstom. El grupo de transporte y energía, asfixiado por una deuda que roza los 5.000 millones de euros y al borde de la liquidación, se beneficiará de un plan de salvación gubernamental y de los principales bancos galos. La operación tendrá que pasar el control de Bruselas, que dictaminará si se trata de una 'ayuda de Estado', prohibida por las leyes comunitarias.
El fabricante de bienes de equipo energéticos y de transporte, presente en 70 países con 118.000 empleados, ha rozado la quiebra. El grupo, en una situación límite, seguía ayer suspendido en las Bolsas de París, Londres y Nueva York, a la espera de presentar un plan de refinanciación de su deuda. En un nuevo consejo de administración celebrado ayer, el cuarto convocado en el plazo de una semana, Alstom continuaba 'las negociaciones con vistas a satisfacer sus necesidades financieras y reforzar su balance, refinanciar su deuda a corto y medio plazo y asegurar su liquidez'. El plan de salvación estará dirigido por el Gobierno y por los tres mayores bancos franceses: BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole, y participarán además otros 40 bancos.
Fuentes del Ministerio de Economía no excluían ayer 'un apoyo financiero, dentro del respeto de las reglas comunitarias'. Tal apoyo se traduce en la compra de un 30% del capital de la compañía, mediante la suscripción del 50% de la ampliación de capital que Alstom llevará a cabo en los próximos meses, un total de 600 millones aprobados hace unas semanas por su junta de accionistas.
El gigante galo, presente en 70 países y con 118.000 empleados, ha rozado la quiebra
El Ministerio de Economía galo, que dirige Francis Mer, transmitió ayer esta decisión a los servicios de la Competencia de la CE, que deberán dilucidar en las próximas semanas si la operación es o no una 'ayuda de Estado', prohibida por la legislación comunitaria por transgredir el principio de libre competencia. El equipo de Mario Monti espera 'una explicación rápida' de la operación, que no había sido comunicada con antelación, como es habitual, y le ha caído de sorpresa.
Por su parte, los bancos, que a lo largo de estos meses habían establecido condiciones cada vez más duras a la compañía por temor a una quiebra, permitirán a Alstom aplazar el pago de 1.800 a 2.000 millones de su deuda hasta 2006, en lugar de 2004, como estaba previsto. Además, se llevará a cabo una emisión de obligaciones convertibles de 1.000 millones, lo que recortará considerablemente la deuda del grupo, que hoy sólo dispone de 900 millones de fondos propios.
El fondo de la crisis
La política de endeudamiento extremo aparece como la primera causa del descalabro de Alstom. En Bolsa desde 1998, la compañía se vio obligada a crecer deprisa para equipararse a los grandes del sector, como Siemens o ABB. Sin fondos propios, se lanzó a la compra mediante créditos. De esta forma, adquirió la sección de turbinas de gas de ABB. A finales de 2002, la compañía acumulaba una deuda de 5.300 millones, frente a 1.100 millones de capital propio. La ausencia de pedidos, que cayeron en un 11% entre 2001 y 2002, y la mala evolución de la economía gala han hecho el resto.
El plan de salvación de Alstom contrasta con la política de privatización del Gobierno liberal de Jean-Pierre Raffarin. Las últimas, la de la financiera Eulia y un paquete del 8,5% de Renault. Además, en los próximos meses se iniciará el proceso de venta de Air France y de France Télécom. Amén de los cambios de estatutos para privatizar las joyas de la corona, la eléctrica EDF y la gasística GDF.