Las dudas sobre la economía no intimidan a Wall Street
El Dow Jones supera una caída de casi 100 puntos en la apertura y cierra con un alza del 0,35%.
El Dow Jones pasó ayer de perder casi 100 puntos a poco de la apertura a recuperar todo el terreno en las dos horas siguientes. La volatilidad dejó entonces paso a un cierre de sesión alcista, que terminó con el índice neoyorquino con una avance del 0,35%. No corrió la misma suerte el Nasdaq, que retrocedió el 0,09%, lastrado por las tomas de beneficio en valores de referencia.
El repunte de los pedidos de fábrica en julio, dato conocido ayer, no logró en la apertura levantar el sentimiento alicaído de Wall Street. 'Posiblemente, lo que los inversores desean ver son datos económicos relevantes que refuercen la opinión de que la economía está despegando', señalaba ayer a Reuters un analista de Citigroup. Pero, a medida que transcurrió la sesión, las compras empezaron a llegar.
Los expertos, no obstante, restaron relevancia tanto al rebote de media sesión como a la caída de la apertura, al entender que la ausencia de volumen provoca movimientos erráticos que pueden repetirse a lo largo de agosto.
La subida de los tipos a largo preocupa a Wall Street. El alza del precio de los bonos anticipa unas condiciones monetarias nada benevolentes para los que se costean una hipoteca. Al mismo tiempo pone en jaque los beneficios que las firmas financieras han obtenido gracias a los bajos tipos de interés.
Por todo ello, algunos de los principales bancos, como Citigroup (+0,88%) o JP Morgan (+0,93%) sufrieron pérdidas del 1% durante gran parte de la sesión, aunque al final subieron gracias al estirón final del Dow.
En el Nasdaq, lo más destacado fue la caída de los pesos pesados de Internet, como Yahoo (-1,98%) o Ebay (-1,77%).
Las tímidas ganancias de los índices europeos desaparecieron de un plumazo tras la apertura de Wall Street. En un mercado lleno de dudas y agarrotado por el temor a un sobrecalentamiento bursátil, los pocos inversores que no se han marchado de vacaciones sacaron el cartel de vender. La caídas llegaron a todas las plazas, que registraron descensos cercanos al 1%, con la excepción de Londres (+0,04%), que salvó los muebles gracias al repunte de HSBC (+1,7%).
Pero las ganancias de la entidad británica, que ayer presentó unos beneficios trimestrales mejores de lo previsto, fueron una excepción en un sector que ayer resultó vapuleado. Uno de los peores parados fue Deutsche Bank (-3,06%). La alemana registró su cuarto día de pérdidas consecutivo después de que los resultados presentados la semana pasada no fueran del agrado de los inversores. Lloyd's (-2,61%) y San Paolo (-2,72%) también sufrieron el convencimiento general de que el sector ha subido demasiado en cuatro meses.
Las pérdidas de los bancos arrastraron a sus primos hermanos, las aseguradoras. La caídas más abultadas en este último grupo fueron para Allianz (-3,11%), ING (-2,17%), Munich Re (-1,47%). Entre los pocos ganadores de la sesión destacó el fabricante de chips alemán Infineon. El valor ganó el 2,78% ante la posibilidad de que reparta de nuevo dividendo, una práctica que abandonó hace más de dos años.
Merrill Lynch recortó ayer su recomendación sobre los bonos brasileños al entender que el repunte de la deuda estadounidense resta interés a los mercados emergentes. Esta noticia tuvo repercusión en el Bovespa, que cedió un 1,5% en medio, también, de las dificultades que ha encontrado del Gobierno de Lula para aprobar en el Congreso de las reformas tributaria y de la Seguridad Social.
La caída de Wall Street el viernes y un par de resultados de empresas que no cumplieron las expectativas, como Fujitsu, llevaron al Nikkei a su peor cierre del último mes. El índice cayó el 1,65% y se sitúa por debajo de los 9.500 puntos. Los inversores empiezan a preguntarse si el alza bursátil no ha sido demasiado repentina y ya hay quien habla de la posibilidad de que el Nikkei caiga a los 8.800 puntos.