El BBVA dejará vacante hasta la próxima junta la vicepresidencia
Francisco González es consciente de la importancia de designar al próximo vicepresidente del banco, puesto vacante desde el pasado 25 de julio, cuando Jesús María Caínzos presentó su dimisión del cargo por sorpresa, 'por razones personales'. Caínzos, de cualquier forma, sigue como consejero, aunque en el banco creen que podría dejar este puesto antes de finales de año para dedicarse a otras actividades.
La repentina salida de Caínzos de la cúpula del banco ha desembocado en todo tipo de especulaciones, desmentidas por la propia entidad, que afirma que no ha existido ninguna fricción entre el ya ex vicepresidente y González, como se ha asegurado en algunos círculos financieros y políticos.
Consciente de la sensibilidad del mercado a cualquier nombramiento de un alto cargo en el segundo banco español, el consejo de administración ha decidido postergar la designación de un vicepresidente, ya que como explicó Goirigolzarri en la rueda de prensa de presentación de resultados semestrales del banco, ni en los estatutos internos del BBVA ni en la normativa del Banco de España se establece la obligación de contar con la figura de vicepresidente. Y más cuando en el BBVA este cargo no es ejecutivo.
'En el consejo no se ha tratado este tema', informó Goirigolzarri a los periodistas el pasado 28 de julio. Es así, y la razón no es baladí. González es consciente de que cualquier propuesta suya será interpretada como una señal para sucederle en el cargo, algo, además, que no descarta.
El candidato lógico, y por el que se apuesta en el banco es por Goirigolzarri. 'González y el consejero delegado están viviendo el momento más dulce desde que trabajan juntos', asegura un alto cargo del banco.
'Tenemos muy buenas relaciones. Yo me llevo muy bien con el presidente, con el consejo y con el equipo directivo', declaró Goirigolzarri a la prensa ante las insistentes preguntas sobre su relación con González.
Si Goirigolzarri fuera finalmente el candidato designado por el consejo para ocupar la única vicepresidencia del BBVA, se confirmaría la sucesión lógica para la presidencia del banco. Goirigolzarri se colocaría como el delfín de González para ocupar a partir de 2007 la presidencia, salvo sorpresas imprevistas en estos momentos en el banco.
Fuentes de la entidad financiera recuerdan, no obstante, que todavía quedan tres años y medio para que González deje la presidencia, como marcan los estatutos. Pero reconocen que González puede haber empezado a pensar en designar a un delfín aprovechando la salida de Caínzos. Pero insisten en que no necesariamente debe nombrarse al vicepresidente en la próxima junta, y el hecho de que no sea Goirigolzarri el elegido tampoco impide que sea el designado para ocupar la presidencia. Pero la importancia institucional del cargo de vicepresidente, aunque no sea ejecutivo, hace que su nombramiento se pueda realizar en un consejo de administración vísperas de la junta.
Una sucesión con claves políticas
Los estatutos de fusión del BBVA fijaban en 2007 la fecha límite para que Francisco González dejase la presidencia. Tendrá 65 años, la edad que más tarde se ratificó como límite para presidir el BBVA. Para el cargo de consejero delegado se estableció los 62 y para consejero, los 70.Por ello, González tiene aún varios años para designar a su sucesor, siempre que no abandone el cargo antes. La apuesta de González por José Ignacio Goirigolzarri, ejecutivo que siempre ha trabajado en el banco, fue clara desde el principio, aseguran fuentes del BBVA. Y recuerdan que fue González quien designó a Goirigolzarri consejero delegado, frente a otro candidato, Javier Echenique.Otras fuentes, sin embargo, aseguran que el sucesor de González hay que verlo en clave política. González es amigo de Rodrigo Rato, aspirante, junto a Mariano Rajoy, a suceder a José María Aznar en el PP. La incógnita se despejará en octubre, aunque queda otra interrogante, las elecciones generales de marzo de 2004.