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Golf

Seve se cree perseguido

Ballesteros se enfrenta a dirigentes y colegas tras denunciar una 'mafia' en el circuito europeo

Severiano Ballesteros, número uno en tres décadas, no ha vuelto a empuñar sus palos de golf en un torneo oficial desde el 3 de mayo de este año. Censurado por sus propios compañeros por las acusaciones que lanzó contra el circuito europeo, al que comparó con una mafia, dice sentirse perseguido por los ejecutivos del PGA European Tour. El número dos del mundo, Ernie Els, y su amigo José María Olazábal intentan restituir el buen nombre del cántabro.

El pasado 3 de mayo, Seve fue descalificado en el Abierto de Italia al no aceptar una penalización que le fue impuesta por juego lento. Tras el suceso, el golfista de Pedreña, ganador de cinco majors, cargó contra el director ejecutivo del circuito europeo, Ken Schofield, de quien dijo que 'es un dictador que maneja el circuito a su antojo'. Este episodio llegó seis semanas después de un incidente similar en el Abierto de Madeira, donde fue amonestado por el mismo motivo.

En Italia, Seve no sólo se despachó a gusto contra Schofield, sino que también lo hizo con el máximo responsable arbitral del circuito, John Paramor. Ballesteros está convencido de que esta actitud contra él proviene de lo que sucedió en 2000, cuando él mismo, José María Olazábal, el alemán Bernhard Langer y el inglés Nick Faldo exigieron una investigación de las finanzas del circuito. 'La descalificación no es más que otro capítulo de esa guerra', dijo. En su opinión, la relación entre el European Tour y la empresa International Management Group (IMG), que gestiona los intereses comerciales del circuito, 'es casi una mafia. Nadie sabe cómo invierten el dinero. Y si alguien está en contra del sistema, se convierte en un enemigo suyo', afirmó.

Cuatro días después la prensa británica cargó contra Seve, dándole por acabado, antes de que comenzara el Benson & Hedges en The Belfry. Al día siguiente, la afición británica le demostró su admiración. Más de 2.000 personas se citaron en el tee del hoyo 1 para testimoniar su apoyo al cántabro. La prensa rectificó en 24 horas. Seve recibió otro duro golpe cuando antes de comenzar el Volvo PGA en Wentworth, cuartel general del circuito, los quince miembros del Comité de Jugadores -entre ellos Miguel Ángel Jiménez- le multaron con 7.500 euros tras oír sus explicaciones. El presidente de dicho comité es Mark James, el nefasto ex capitán de la Ryder en Boston, enemigo declarado de Faldo. A la mañana siguiente Severiano no tomó la salida. Adujo una gripe repentina. El surafricano Els, miembro de honor del circuito europeo, recordó que Ballesteros 'lo mantuvo vivo en los setenta y los ochenta. Ha cometido muchos errores, pero no creo que haya que golpearle tan fuerte cuando está abajo'.

Nadie castigó a Colin Montgomerie cuando en el último Volvo Masters la emprendió a puntapiés contra el mobiliario de la zona de recogida de tarjetas, ni sancionaron la antideportiva actitud del propio James en el PGA, después de dos vueltas en las que acabó con 27 golpes por encima del par, con 6 putts en un hoyo y jugando con una sola mano. Seve no acertó en la forma, pero los hechos le dan la razón. La justicia no es igual para todos.

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