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Previsiones

JP Morgan atribuye el diferencial de crecimiento entre EE UU y la UE a la financiación empresarial

Las previsiones para la zona euro son de 'una mejoría en la segunda mitad del año', pero nunca a un ritmo de crecimiento superior al 1,5%. En el primer semestre de 2004, el alza del PIB será del 2% y cerca del 2,5% a finales de año. Para el otro gran bloque del mundo, Japón, las estimaciones bajan al orden de entre el 1% y el 1,5% para el año próximo.

El economista jefe de JP Morgan, en una entrevista con Cinco Días, deja claro que la distinta velocidad de ajuste de Europa y EE UU 'no lleva una crítica implícita', sino que es una constatación de dos sistemas diferentes. 'Es fácil decir que lo rápido es lo bueno y lo lento, lo malo. Los ajustes rápidos también tienen su coste. Por ejemplo, EE UU ha experimentado un crecimiento brusco del paro. En Europa, la situación ha sido menos dramática; el coste es el sentimiento de frustración por un crecimiento y una recuperación muy lentos'.

Lipsky apunta dos razones fundamentales que sostienen la velocidad de recuperación de EE UU: una 'agresiva' iniciativa política para impulsar la economía y el sistema de financiación de las empresas, que 'pone mucha más presión en las empresas para producir buenos resultados'.

'El punto de partida en la economía europea es que no hay superávit público, y eso resta margen de maniobra. El otro punto es el incremento del excedente de capacidad, es mucho mayor en EE UU que en Europa, porque la diferencia entre el crecimiento real y potencial también ha sido mucho más amplia en EE UU que en Europa'.

La otra gran brecha está en el sistema de financiación. Las estadísticas de JP Morgan señalan que en EE UU el 55% de la financiación empresarial se hace a través de la emisión de deuda en el mercado de bonos, mientras que sólo el 12% se lleva a cabo a través de créditos tradicionales. En Europa, la situación es la opuesta, un 90% de la financiación se hace mediante créditos.

'EE UU ha desarrollado un mercado para la financiación de las empresas que no ofrece ninguna tolerancia', explica Lipsky. 'Un banco no tiene la obligación de presentar al mercado su balance de situación todos los días. En el mercado de bonos no pasa así, si una empresa quiere pedir prestado, tiene que mostrar que está en condiciones de hacerlo; si un día esa empresa pasa por dificultades, ¿a quién va a pedir ayuda?'.

El desafío de Alemania

La locomotora de Europa, Alemania, está sufriendo un auténtico vendaval económico, aunque el horizonte a corto plazo parece clarear. 'La economía alemana va a tener un mejor desempeño el año próximo. Esperamos un ritmo de crecimiento del 2% o más, no es maravilloso, pero no está mal teniendo en cuenta problemas como la tasa de desempleo'. El paro afecta a 4,4 millones de personas, el 10,6% de la población activa.

Frente al escepticismo general que suscita la oleada de reformas enmarcadas en la Agenda 2010, Lipsky se muestra 'comprensivo y esperanzado'. El analista justifica su indulgencia: 'Alemania tiene retos que no tiene ningún otro país', señala. 'Primero, el desafío de incorporar los Länder del Este a la economía germana ha demostrado ser mucho más problemático de lo esperado', apunta. 'Segundo, Alemania tiene la peor forma de Gobierno de coalición; no me refiero a la coalición rojiverde, sino a que la oposición tiene la mayoría en el Parlamento. Eso hace mucho más difícil los esfuerzos reformistas'.

Lipsky cree que Gerhard Schröder ha encontrado por fin el camino correcto: 'Los alemanes han entendido que necesitan bajar los impuestos, que necesitan hacer un esfuerzo desregulador, que necesitan hacer la economía más flexible. Creo que la percepción sobre la economía alemana va a mejorar en los próximos seis meses'.

La polémica sobre la burbuja inmobiliaria no preocupa a Lipsky. 'La cuestión crítica es si los bancos centrales tendrán éxito en mantener baja la tasa de inflación. Si es así, la subida de los tipos de interés cuando se recupere el crecimiento no tendrá que ser muy fuerte'. El economista anticipa que la inflación se mantendrá en un nivel bajo, 'más de lo que la gente cree'. Precisamente, el riesgo de deflación es una de las amenazas latentes sobre las principales economías del mundo.

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