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Capital riesgo

Seis sociedades de capital riesgo prevén invertir 962 millones hasta fin de año

La buena reacción del mercado le está sentando estupendamente al capital riesgo que opera en España. Hace un año por estas fechas las sociedades de capital inversión padecían una importante depresión (en ese ejercicio invirtieron 968,2 millones de euros, una cifra inferior a la conseguida en 2000 y en 2001, respectivamente).

Sin embargo, desde entonces todo ha cambiado. En el primer semestre de este año la inversión del sector supera ya en un 25% la realizada en el mismo periodo de 2002, alcanzando los 415 millones de euros. El ambiente es optimista.

En los encuentros organizados este año por la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri) o en los de la publicación especializada Capital & Corporate, los representantes de las sociedades han reivindicado abiertamente una menor intervención gubernamental en las operaciones que protagonizan. También han solicitado ampliar el porcentaje que la actual legislación española permite invertir a un fondo de pensiones en capital riesgo. Dos temas tabú, hasta la fecha, en el sector español.

Y ahora seis sociedades -The Carlyle Group, Bridgepoint, Advent International, Apax, Mercapital y 3i- afirman tener como objetivo invertir otros 962 millones en España en lo que queda de año. De cumplirse sus previsiones estaríamos ante el mejor año de la historia, en cuanto a nivel de inversión, del capital riesgo, superando los 1.308,5 millones de 2000.

Además, otras sociedades que manejan fondos más humildes están muy activas. Como Nazca, el grupo Ged, ABN Amro o Inversiones Ibersuizas, que pretende invertir en los próximos seis meses 50 millones. Y aún se espera que CVC Capital Partnes, que no desvela sus previsiones, aparezca en algún momento y aseste un zarpazo. Como ya hizo el año pasado al adquirir la red eléctrica de alta tensión de Iberdrola en una operación valorada en 577 millones -la aportación de la gestora no ha sido desvelada, aunque fuentes del sector estiman que se acercaría a los 80 millones-.

'Menos de 100 millones no invertiremos', dice Javier Loizaga, socio director de Mercapital. 'El volumen de la inversión en España debería doblarse para corresponderse con el tamaño de nuestra economía', mantiene el presidente de Ascri, Felipe Oriol, que preside también la sociedad Corpfin Capital. El año pasado el capital riesgo invirtió 1.468 millones en Suecia, 1.722 millones en Holanda, 2.506 millones en Alemania, 2.626 millones en Italia, 5.851 millones en Francia y más de 10.000 millones en Reino Unido.

Parámetros europeos

'Alcanzar los 1.000 millones me parece realista. Si se materializa una de las operaciones que hay en marcha, hasta de 200 millones, se llegará a esa cifra. Lo que no creo que se supere es el número de operaciones del año 2000', señala José Martí Pellón, profesor de Economía Financiera de la Universidad Complutense.

Sin embargo, para Sébastien Chartier, consejero de Capital & Corporate, la cifra de los 1.000 millones de euros no es sólo alcanzable, sino que además, según sus palabras, 'podríamos incluso llegar a 1.500 millones'. Chartier señala que si en el primer semestre se hubieran materializado alguna de las operaciones por las que pujaban Apax y Carlyle -las dos han estado inmersas en los procesos de compra de Retevisión Audiovisual y en la privatización de la Empresa Nacional de Autopistas (ENA)-, se habrían superado ya los 1.000 millones de inversión.

Dos factores pueden dar al traste con estas previsiones: el no entendimiento entre las sociedades de inversión y las empresas y una intromisión gubernamental que en ciertas subastas apueste por un campeón nacional.

Empresas familiares y grandes compañías

La actividad mostrada por el capital riesgo en España en el primer semestre muestra la tendencia que seguirá este sector durante los próximos años.La brecha entre los grandes grupos de capital inversión -que tienen capacidad para invertir en una sola operación más de 100 millones- y los medianos -entre 20 y 100 millones- se ensancha.Los primeros se centran en grandes operaciones y privatizaciones. Los segundos siguen muy de cerca las empresas familiares que, o bien ven el momento propicio para llevar a cabo una expansión internacional, o bien pasan por el crítico momento de la sucesión y prefieren dejar en manos de gestores profesionales los cambios que tengan que acometer.Los primeros se enfrentan, de una manera u otra, a un mayor celo gubernamental sobre las operaciones en las que están inmersas. Las sociedades de capital riesgo hablan de una diferencia 'cultural' para explicar por qué grandes grupos como Carlyle o Apax se ven obligados a negociar con empresas nacionales para poder acudir a las pujas de conglomerados empresariales que el Gobierno sigue muy de cerca. Sin embargo, las advertencias del Tribunal de Justicia de la UE sobre el uso de la acción de oro realizada por el Gobierno español puede ayudar a relajar el celo gubernamental.'Antes de que acabe este mes veremos dos operaciones más', dice Sébastien Chartier, refiriéndose a inversiones menores a 50 millones. Varias sociedades de tamaño medio llevan cerca de dos años negociando con grupos familiares su entrada en el capital. Pasados dos años sin crecimiento y sin posibilidad de acudir a Bolsa, su momento ha llegado.

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