Problemas de libertad
El inversor español tiene acceso a 7.000 fondos de inversión por los que puede moverse con los requisitos legales sin coste fiscal. Alfonso Gil pide al partícipe que ejerza su libertad con honestidad y rigor
Han pasado ya seis meses desde la entrada en vigor de la reforma del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) que abrió la posibilidad de traspaso de fondos de inversión sin tributación. Si bien en un principio algunas voces auguraban grandes movimientos y traspasos recurrentes, la realidad tan sólo ha mostrado los ajustes lógicos derivados de algunas circunstancias claramente marcadas por excesos cometidos en las pasadas épocas de bonanza.
El hecho de que durante prácticamente todo el año pasado se viniese comentando la posibilidad de que se aprobase esta modificación para los traspasos a partir de enero también ha contribuido a una cierta concentración de operaciones en los primeros meses de este año. No se ha notado, sin embargo, que se hayan vivido dos trimestres claramente diferenciados en resultados bursátiles, en principio circunstancia muy adecuada -también por la forma en la que se ha producido- para posibles ajustes tácticos en la distribución de activos. Aunque con mayor libertad, estamos muy condicionados por lo sucedido en los últimos años.
La extraordinaria evolución que registraron los mercados de renta variable en la segunda mitad de los años noventa propició que muchos inversores incrementaran su patrimonio de manera significativa, convirtiéndose el coste fiscal en un factor determinante a la hora de mantener la inversión. Pero no nos engañemos, la reforma fiscal de 1996 aligeró mucho los efectos de la cautividad del tratamiento que tenían las plusvalías, aunque no consiguió diluir la dificultad de bajarse de un mercado eufórico que hacía olvidar al ahorrador todos los principios básicos de inversión.
La realidad actual es similar, pero de forma inversa. Hoy, la profunda y prolongada caída de las Bolsas está condicionando las decisiones, y no es libertad lo que el inversor demanda, sino seguridad y garantías. Como consecuencia, muchos ahorradores están aprovechando el ansiado nuevo escenario fiscal para encadenarse a productos garantizados de los que poco se puede esperar con el actual nivel de tipos de interés.
El inversor español tiene acceso a cerca de 7.000 fondos de inversión, nacionales e internacionales, y el partícipe puede moverse entre ellos, con los requisitos que indica la ley, tantas veces como quiera sin coste fiscal alguno. ¿Y ahora qué? No se engañe, la reforma no le ha dado la facultad para acertar el momento de estar en Bolsa, pero sí le ha dado la capacidad de elegir con mayor flexibilidad entre las diferentes entidades que ofrecen estos productos, hecho que necesariamente las hará más competitivas en beneficio de todos.
Ejerza su libertad definiendo con honestidad y rigor para qué ahorra y, en función de eso, qué riesgos está dispuesto a asumir, entendiendo por riesgo aquel asociado a sus objetivos personales, el que usted entiende y siente como tal. Ejerza su libertad exigiendo la información necesaria para tomar sus decisiones y dedique tiempo a comparar la que le proporcionan unos y otros. El ejercicio de esta libertad estrenada pone en manos del ahorrador la llave para hacer el mercado más competitivo en el mejor de los sentidos. No se encadene.