Bruselas pide multiplicar por siete el fondo para obra pública
Loyola de Palacio ya tiene ante sí el mapa de grandes redes de comunicación que debería unir Europa en el año 2020. Se trata de un listado de 18 proyectos con el que se pretende dar un impulso de 235.000 millones de euros al transporte fluvial, marítimo, ferroviario y por carretera de personas y mercancías.
Los ejes tradicionales del tráfico europeo (corredores del Danubio o del Rin) siguen mereciendo el calificativo de máxima prioridad, al tiempo que se intentan superar las barreras geográficas de los Pirineos y los Alpes. España, debido a la negativa francesa, no ha conseguido sin embargo colocar el enlace por tren a través de los Pirineos entre los proyectos que podrán aspirar a la máxima financiación comunitaria hasta el año 2020.
La ausencia de novedades cartográficas contrasta con la penuria de nuevo cuño en el capítulo presupuestario. Tras la construcción en las últimas décadas del siglo XX, con ayuda de consorcios privados en algunos casos, de grandes proyectos como el túnel ferroviario a través del canal de la Mancha (Eurostar) o el tren de gran velocidad que une Francia, Bélgica, Holanda y Alemania (Thalys), las arcas públicas parecen encontrarse exhaustas.
Al menos un tramo en 13 de los 18 grandes proyectos seleccionados transita a través de Francia, Alemania o Italia, tres países que han agotado el margen presupuestario permitido por las propias normas comunitarias (un déficit público del 3% del PIB como máximo). Berlín renunciaba la semana pasada a construir un tren de levitación magnética en la cuenca del Rur, 79 kilómetros de trayecto que hubieran estrenado en Europa una tecnología alemana que por ahora sólo se ha utilizado en el distrito financiero de Shanghai (China)
'No es cuestión de que se tenga más o menos dinero', desafía De Palacio, 'sino de prioridades'. La comisaria admite que 'hay un problema de inversión, pero sobre todo existe un problema mayor de voluntad política'. 'Sin infraestructuras, sencillamente no hay mercado interior', justifica De Palacio su petición en favor de un urgente impulso 'de la financiación pública y privada'.
La comisaria desea que a partir de 2007 se multiplique 'por seis o por siete' el magro presupuesto de 600 millones de euros anuales que ahora dedica la Unión a integrar las redes nacionales de transporte y energía. La multiplicación debería venir acompañada, según Bruselas, por una medida similar en cada uno de los Estados miembros, con la esperanza de que una inyección de capital público anual cercana a los 7.000 millones de euros sirva de cimbel para el capital privado.
El antiguo comisario europeo de Transporte y de Competencia Karel Van Miert comparte la receta, aunque advierte que será 'extremadamente difícil' seducir al inversor privado. Van Miert, presidente del grupo de expertos que ha seleccionado los 18 grandes proyectos de infraestructuras presentados ayer, recomienda superar la reticencia del inversor con fórmulas como la mutualización de riesgos o la participación del Banco Europeo de Inversiones (la entidad financiera de la UE).
El comisario de Economía, Pedro Solbes, advierte por su parte que el Pacto de Estabilidad no permite diferenciaciones en cuanto al cómputo del déficit. 'Cuando los gastos no se financian, estamos dejando las deudas para las generaciones que vienen detrás y, aunque no votan ahora, digo yo que habrá que pensar en ellos'. Para el comisario, la financiación de infraestructuras o de un ejército europeo debe seguir la misma lógica que cualquier otra partida presupuestaria: 'O más impuestos o menos gastos en otras cosas'. De Palacio cierra filas en la defensa de las actuales normas de rigor fiscal: 'Si debilitamos el Pacto de Estabilidad podríamos tener serios problemas en la unión monetaria'.
Italia, país que asume hoy la presidencia de turno de la Unión Europea, hará suyo el programa de inversión como posible respuesta al estancamiento económico de la zona euro. Italia anunció ya a mediados de junio que los planes de infraestructuras ocuparían la parte principal de su semestre al frente del Consejo de Ministros. Objetivo: multiplicar por dos los 35.000 millones de inversión que Europa dedica anualmente a ese tipo de obras, es decir, poco más del 0,5% del Pib europeo. El plan se concretará a partir de octubre.
Las 'autopistas del mar' ganarán en velocidad
Más del 40% del transporte intracomunitario de mercancías se realiza por mar, pero los barcos cargueros sufren aún trabas aduaneras y burocráticas superadas hace años por el tráfico terrestre. Bruselas ha incluido las llamadas autopistas del mar entre las prioridades de inversión en infraestructura para acabar con la falta de puntualidad y regularidad del transporte marítimo.Dos de las autopistas propuestas (la del Atlántico hacia el mar del Norte y la del Mediterráneo) pueden beneficiar a España, cuyas exportaciones hacia el norte de Europa se realizan en un 44% por mar, casi la única alternativa al camión para atravesar los Pirineos.