El calzado europeo emigra para competir
Primero fue el textil, después, el automóvil, y ahora son los fabricantes europeos de calzado quienes se apuntan a la deslocalización como fórmula para subsistir en un escenario altamente competitivo, surgido de la globalización y afectado por las transformaciones que exige la nueva economía.
Se trata, en palabras del presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), Rafael Calvo, de 'aprovechar las ventajas competitivas de otros países para establecerse en ellos de forma permanente y con los puestos de trabajo que creamos allí mantener los empleos en España'. Una política que ha sido respaldada por todas las federaciones de fabricantes de la UE, reunidas en el I Congreso Mundial del Calzado, que recomiendan, en sus conclusiones, 'fabricar los productos o partes de ellos en países que cuentan con ventajas competitivas en costes por el factor trabajo, especialmente importante en una industria intensiva en mano de obra'.
En síntesis, los fabricantes europeos pretenden reproducir en la UE el modelo de las multinacionales estadounidenses que el presidente de la Comisión de Comercio Exterior de las Cámaras de Comercio, Manuel Teruel, resume en 'fabricar en cualquier país y que el beneficio del capital vuelva siempre a sus orígenes'.
Los países de Europa del Este y el norte de África son los destinos más atractivos para este proceso de internacionalización por sus menores costes laborales y de suelo, los incentivos fiscales introducidos para atraer inversiones extranjeras y por la proximidad geográfica, que permite reducir el tiempo y los costes del transporte del producto elaborado.
En los dos últimos meses FICE ha coordinado encuentros empresariales en Polonia y Marruecos para alcanzar acuerdos de cooperación y subcontratación. El grupo riojano Hergar, fabricante de marcas como Callaghan y Gorila, va a abrir una fábrica en el país magrebí. También Camper fabrica ya parte del producto fuera, y China, Rumania, Túnez y Turquía son otros mercados de interés.
En el sector textil, la deslocalización afecta ya a 400 empresas que fabrican fuera el 30% de la producción total de confección, y en el caso del calzado, con características similares en el proceso productivo y dependencia de la moda, Rafael Calvo considera que la implantación en el exterior 'es única fórmula que garantiza la supervivencia frente a la competencia de productos de inferior calidad, pero mucho más baratos, de países poco desarrollados'.
El I Congreso Mundial del Calzado, organizado por la Confederación Europea del Calzado (CEC), apoya también en sus conclusiones la 'liberalización total de los mercados', pero matiza que debe producirse 'simultáneamente en todos los países y en las mismas formas y plazos'. De cara a la próxima cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Cancún se solicita a la CE que el calzado 'no se convierta en moneda de cambio' y se exige una negociación específica para el calzado, con el horizonte de 2006.
El euro reduce los márgenes en EE UU
El sector del calzado en España está integrado por 2.819 empresas que mantienen 46.309 puestos de trabajo. Ocupa el octavo lugar en la clasificación de los sectores exportadores españoles, con unas ventas al exterior por valor de 2.118,64 millones de euros en 2002, cifra que supone un nuevo máximo histórico a pesar de que, como recuerda Rafael Calvo, 'algunos de los principales destinos de los zapatos españoles -como Alemania, EE UU y Japón- se encuentran en clara recesión'.Respecto al mercado norteamericano, el presidente de FICE destaca que en los primeros meses de este año 'las ventas no son peores que antes de la revaluación del euro, pero ello se produce a costa de que muchos fabricantes están bajando los márgenes para no perder clientes en ese mercado'.La importación creció el 12,2%, hasta 829,69 millones, sobre todo en segmentos de calidad baja, mientras la producción nacional se orienta a las gamas media y alta.