Incierto regreso a la normalidad de la industria venezolana
Venezuela proclama ante los inversores del mundo la buena salud de su industria petrolera y ofrece múltiples oportunidades de negocio. Pero las turbulencias políticas están lejos de haberse despejado. El mercado de divisas sigue paralizado, el tipo de cambio del bolívar intervenido y el presidente, Hugo Chávez, afronta un referéndum consultivo que podría desalojarle del poder en agosto.
'Las fuerzas armadas han sido depuradas y tenemos bajo control la industria del petróleo, el futuro es prometedor', aseguró la semana pasada en Madrid el ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez, en una entrevista con Cinco Días. La petrolera española Repsol YPF ha respaldado esta visión de estabilidad con el anuncio de nuevas inversiones por valor de 700 millones de dólares en el país caribeño.
La tranquilidad, sin embargo, no termina de llegar. La oposición celebró el viernes una manifestación en el barrio chavista de Petare, en Caracas, que encendió los ánimos de los partidarios del presidente. En el Parlamento, el acuerdo para el proceso del referéndum consultivo es tan frágil que puede romperse en cualquier momento.
Las cifras oficiales de Petróleos de Venezuela, la petrolera estatal, señalan que, tras la paralización sufrida entre diciembre y enero, el ritmo de extracción actual ha recuperado los niveles de 3,2 millones de barriles diarios. La capacidad de producción es de cuatro millones de barriles al día y las reservas probadas se mantienen en 78.000 millones de barriles, el volumen más grande del continente. Aun así, la huelga ha dejado huella. Las pérdidas ocasionadas por las protestas se estiman en 8.000 millones de dólares y el PIB del primer trimestre sufrió una contracción del 29%. Venezuela busca ayuda externa para recuperar el pulso.