Viajeros al tren, aunque sea ya tarde
Los alcistas crecen como setas en otoño y las cuentas no salen. El PER medio, esos famosos múltiplos que tanto olvidaron los gestores que hicieron posible el festival de los valores tecnológicos pero que luego impusieron, como siempre, los mercados hasta desinflar la burbuja, se encuentra por las nubes. Más en Estados Unidos, que es quien lleva las bridas del caballo desbocado de la Bolsa actual, que en la zona euro.
Allí vuelven los multiplicadores a situarse en el entorno de las 40 veces en términos del S&P 500, que es el índice que siguen los gestores del mundo y aquí supera las 22, en media ponderada de los principales índices europeos. Mucho tienen que mejorar las cosas para que el beneficio suba con el vigor necesario para que los multiplicadores sean más favorables.
Los alcistas crecen y el pulso de la actividad económica sigue débil sin que existan indicios suficientes que hagan creer que los recortes de tipos de interés vayan a tener el efecto balsámico que tanto pregonan los bancos de inversión. De ser así, ¿por qué Japón sigue en coma ¿Por qué la Reserva Federal se ha visto obligada a 12 los tipos de interés hasta doce veces consecutivas y con presiones para que vuelva a hacer lo mismo en la reunión del 25 de junio? ¿Por qué, en fin, los desajustes en términos reales de los tipos en la zona euro?
Los sabios cuentan, sin que se les escuche, que la situación actual es el resultado de los diversos desajustes estructurales acumulados en el tiempo. La salida del túnel llegará de la mano, precisamente, de efectuar los ajustes estructurales que se necesitan.
Pero las Bolsas suben porque el alza es la mejor propaganda. El inversor pequeño actúa como los rebaños en la mayor parte de las ocasiones, es decir, en movimientos tendenciales. Lo importante es coger la tendencia al principio y no subirse al tren cuando está a punto de llegar a la estación final. Vaya faena.