Los turistas americanos se quedan en casa
Este verano, la mayor parte de los estadounidenses se dejará el pasaporte en casa. Desde la Asociación de la Industria Turística de EE UU (TIA en sus siglas en inglés) se ha detectado que 'pocos americanos han mostrado interés en salir al extranjero'.
La guerra, la caída del valor del dólar, el temor a los actos terroristas, la neumonía asiática y la indefinición económica del país, en buena medida, han contribuido a que este año se continúe la tendencia abierta en 2001 de reducir los viajes al extranjero.
El informe elaborado por la TIA para conocer el impacto de la guerra en los ánimos de los viajeros detectaba que hasta el 71% de los entrevistados no cruzará fronteras.
La encuesta se hizo en marzo y se hablaba entonces de la mala economía y la guerra, explica Cathy Keefe desde la asociación. 'Desde entonces ha habido pequeñas mejoras'. Keefe asegura que la recuperación tomará tiempo, aunque se cree que este año 'ya tocamos fondo'. 'Esperamos que las aerolíneas recuperen un 1% la demanda con respecto al año pasado, cuando cayó un 10%'. Según la TIA, este año un 2,5% más de norteamericanos tomará unas vacaciones, pero consolidando la tendencia de hacerlo por carretera, cerca de casa y a destinos rurales. Como mucho se animarán a ir a destinos del Caribe.
La buena noticia, según Keefe, es que siempre hay gente que está dispuesta a seguir viajando y que si el 83% de los entrevistados regularmente dicen que sí van a salir de vacaciones este año, el 41%, un porcentaje muy elevado para la tradicional previsión norteamericana, aún no ha hecho planes.
'Tal vez esta tendencia a reservar tarde para conseguir mejores precios deja la esperanza a que las reservas se eleven a última hora', dice el subsecretario de Turismo de México, Francisco Madrid. A este país latinoamericano llegan anualmente 16 millones de estadounidenses, muchos de ellos por carretera por la cercanía del destino. 'Aunque los primeros meses han sido muy difíciles, esperamos recuperar el mercado a final de año', señala.
Este año, la tónica refleja una caída importante de turistas hacia Europa y, por supuesto, hacia España. Aquí el número de estadounidenses que visitan nuestro país cayó casi un 30% en los tres primeros meses, según la Secretaría de Turismo. El número de pernoctaciones ascendió a 817.676, lo que significa un descenso del 1,2% en ocupación hotelera. Ya el año pasado la llegada de estadounidenses bajó un 18% con respecto a 2001, hasta los 931.000 visitantes.
Caída de ingresos
La cadena americana Best Western, que recibe gran cantidad de clientes de aquel país, también ha visto descender los ingresos en el primer trimestre de este año. Si en 2001 obtenía de estos turistas un 34% de las ventas, ahora sólo ingresa un 22%, según su director general, José Luis Diana. En 2002, la compañía facturó 36 millones de euros por este turismo, un 20% menos que en 2001.
'Estos datos se refieren principalmente al turismo vacacional, que aporta el 60% del negocio a la cadena', prosigue Diana. El 40% restante viene de la actividad de negocios. 'Mientras el turista se queda en casa, el hombre de empresa no tiene más remedio que venir a trabajar', continúa.
Fuentes del Gobierno aseguran que 'los ingresos por turismo estadounidense ya se están recuperando en estos meses, ya que se trata de turismo cultural y de negocios, que supone un consumo tres veces superior al vacacional'. El sector pronostica un ligero aumento del turismo de Norteamérica, del 6%, para final de año, y en un futuro más lejano este porcentaje podría aumentar hasta el 16%, en función de la evolución económica.
Las aerolíneas intentar rentabilizar el menú
La bandejita de comida compacta del avión corre peligro de desaparición o puede convertirse en un lujo reservado a los asientos de primera clase si finalmente se impone la tendencia de algunas aerolíneas estadounidenses de cobrar por las comidas que se sirven en vuelos de más de dos horas. La última compañía que ha puesto en marcha esta política de explotación es US Airways. La aerolínea, una de las mayores del país, venderá a partir de este verano comidas en sus vuelos domésticos de más de dos horas. La cuestión es que en vez de servir platos elaborados, la aerolínea vende galletas y distintos tipos de bocadillos. En US Airways están convencidos de que el experimento tendrá resultados positivos por que las primeras pruebas sobre recortes de servicios han dado como resultado que los pasajeros estarían dispuestos a sacrificar la bandejita. Lo que es posible es que se empiece a ver a pasajeros entrando en el avión con su bolsita de comida como se ve ya en otras aerolíneas, las más baratas, que desde primeros de año han cambiado radicalmente este servicio de menús.Algunas aerolíneas de vuelos baratos, como America West, deciden estos días si hace permanente la política de la venta de comidas; Song, la aerolínea barata de Delta, ya lo hace, al igual que Nortwest. Desde America West se dice que no se quiere ganar dinero con esta medida, sino ahorrar costes. Esta política pasa ahora a las grandes empresas que se ven agobiadas por unas pérdidas que han llevado a algunas a realizar graves recortes.