El Banco de España critica el mínimo avance en la neutralidad fiscal del ahorro
Tan sólo cinco meses después de que haya entrado en vigor la actual reforma del IRPF, el Banco de España ha elaborado un informe preliminar sobre su eficacia y efectos en la economía.
La reforma del IRPF de 2002 mantiene, en gran medida, la estructura y los principios básicos de la ley aprobada en 1998. Las modificaciones se concentran en la reducción de los tramos (de seis a cinco), de los tipos máximos (del 48% al 45%) y mínimos (del 18% al 15%) de la tarifa del impuesto y del tipo proporcional aplicable a las ganancias patrimoniales (del 18 al 15%), la actualización de los mínimos exentos y de las deducciones por rendimientos del trabajo y ciertas modificaciones en el trato fiscal de los instrumentos de ahorro.
Precisamente, una de las principales conclusiones de la autoridad monetaria atañe al ahorro. La institución que preside Jaime Caruana reconoce el avance sobre el desarrollo de sistemas de previsión social complementaria (planes de pensiones privados) y sobre la movilidad de las carteras de los inversores (eliminación de las trabas fiscales por cambio de fondo de inversión).
Sin embargo, advierte que el nuevo impuesto, en vigor desde enero, 'no supone un avance significativo hacia la neutralidad del tratamiento de los distintos instrumentos financieros', que era uno de los objetivos perseguidos por el Ministerio de Hacienda.
Fondos de pensión. El Banco de España ha hecho una simulación calculando la rentabilidad de los diferentes instrumentos antes y después de la reforma de 2002, y ha concluido que siguen existiendo enormes diferencias de trato entre unos y otros, a pesar de la reforma. Una casuística interminable, en la que la rentabilidad depende muchas veces del nivel de renta del contribuyente y del instrumento y plazo elegido. La nueva normativa ha beneficiado, sobre todo, a los depósitos bancarios a largo plazo, aunque los planes de pensiones siguen siendo los productos financieros con mejor trato fiscal para inversiones superiores a dos años, debido a la reducción de la base imponible de las aportaciones anuales.
De hecho, los fondos de pensiones son el producto estrella del ahorro, con independencia del nivel de renta del contribuyente. Se alcanzan rentabilidades del 8,36% en nueve años en contribuyentes con 72.000 euros de renta anual, muy por encima del 4,5% de los seguros de vida.
Depósitos. La institución indica que los cambios tributarios han supuesto nuevos incentivos para la demanda de las familias en depósitos y valores a largo plazo, 'en especial para las rentas más altas', y en seguros de vida (incluyendo la modalidad de los unit-linked) y acciones, sobre todo si se trata de títulos que reparten dividendo regularmente.
Los seguros de vida a más de cinco años resultan muchos más interesantes para los contribuyentes con bases imponibles superiores a 42.000 euros que cualquier otro activo, con la excepción de los fondos de pensiones.
El banco avisa que la ventaja fiscal es más moderada para los inversores en fondos de inversión y de acciones que no distribuyen dividendos, si bien su menor progresividad le sitúa como 'instrumento de ahorro interesante para las rentas medias y altas'.
Dividendos. En el caso de los dividendos, la nueva regulación ha introducido un cierto incentivo fiscal, especialmente para las rentas medias, esto es, entre 42.000 y 72.000 euros anuales.
En el caso de las cuentas ahorro vivienda, son los activos que ofrecen mayores ventajas después de impuestos, pero para plazos más cortos. Bien es verdad que la propia naturaleza de este instrumento (vinculado a la compra de una casa) impide tratarlo como un producto financiero al uso, competidor con otros.
Progresividad. Por otro lado, el banco analiza los efectos macroeconómicos de la reforma tributaria. En primer lugar, resalta la reducción de los tipos medios efectivos de gravamen. Todas las decilas (décimas partes del total de contribuyentes del impuesto, ordenados de menor a mayor renta) ven reducida su cuota con el nuevo impuesto. El Banco de España estima que la reducción media del tipo efectivo está cerca de 1,5 puntos porcentuales. Además, el porcentaje de reducción disminuye gradualmente con el aumento de la renta, por lo que el impuesto resultante, según el Banco de España, 'presenta una estructura más progresiva', aunque advierte que 'su capacidad redistributiva (eficacia del impuesto en la reducción de las diferencias de renta entre individuos) se ve prácticamente inalterada'.
El banco estima que la reforma tendrá un efecto expansivo sobre la demanda interna, pero inferior al previsto por el Gobierno. La institución advierte que sus cálculos deben tomarse con cautela (se trata de una simulación de variables agregadas). Dicho esto, prevé que la rebaja impositiva supondrá un incremento de renta real bruta disponible de las familias cercana a un punto porcentual en la suma de los años 2003 y 2004, lo que induciría a un aumento del gasto en consumo de los hogares de 0,8 puntos y de 0,1 puntos en su tasa de ahorro. 'El efecto total sobre el PIB se estima en cerca de 0,4 puntos, mientras que el empleo podría aumentar alrededor de tres décimas', advierte.
El impacto negativo sobre la ratio de ingresos sobre PIB será de cuatro décimas. El Ejecutivo ha previsto que el nuevo IRPF contribuya con 0,5 puntos de PIB ya en el primer año (2003), se creen 65.000 empleos y la recaudación del tributo siga aumentando, aunque a tasas moderadas, el primer año (2,7%).