Francia pedirá al G-8 un mensaje de confianza en la economía mundial
A pesar de los malos síntomas que presenta la economía mundial, Francia considera que se dan las condiciones para un repunte de su crecimiento. El presidente galo, Jacques Chirac, espera que la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los siete países más industrializados (Francia, Alemania, Italia, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Japón) y Rusia, que conforman el G-8, y que tendrá lugar del 1 al 3 de junio en Evian (Francia), transmita este mensaje optimista que permita salir del bache a las economías más fuertes del mundo.
El práctico estancamiento por el que pasa Europa, la deflación que amenaza a Estados Unidos y la recesión económica ya presentes en Alemania y Holanda no deben ser indicadores que hagan perder la confianza a los consumidores y a los inversores.
La razón es que, a pesar de las malas noticias, ya se dan 'todas las condiciones' para que la economía mundial salga del marasmo y recupere la forma. æpermil;ste es el mensaje de confianza que el presidente francés quiere que se transmita desde la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno del G-8, y así lo anunció ayer.
Para ello, los países más ricos del mundo se comprometerán a llevar a cabo profundas reformas estructurales que atajen el problema del envejecimiento de la población a través de una revisión del sistema de pensiones y de sanidad, y que Francia ya ha empezado a desarrollar con grandes reticencias de la opinión pública.
Chirac llama, además, a la reducción de la carga fiscal en los países desarrollados para 'asegurar el crecimiento', y que su ministro de Finanzas, Francis Mer, parece dispuesto a llevar a cabo de forma significativa al horizonte de 2004. æpermil;sa es, además, la receta aplicada masivamente por el actual Gobierno estadounidense para impulsar la reactivación económica.
La vuelta de la confianza dependerá, asimismo, de una adecuada prevención y tratamiento de las crisis financieras, como sucedió a finales de 2001 con Argentina, así como de la transparencia y responsabilidad de los análisis financieros y de las agencias de calificación de deuda, que Francia considera 'esencial' para la confianza de los inversores con el fin de que no se repitan casos como Enron o Worldcom en Estados Unidos.
Sin embargo, los países más ricos del mundo esta vez quieren contar con los más desfavorecidos, si bien no niegan que este altruismo tiene connotaciones 'egoístas'. Será necesario traer a los países emergentes a la escena del comercio internacional para favorecer sus propias economías. Francia pondrá el acento sobre un plan de ayuda a África (Nepad), que doble la ayuda al desarrollo, iniciativa que ya sigue Reino Unido y que los franceses esperan que tenga una cierta acogida en Evian.
Los países del G-8 también tratarán el tema de la condonación de la deuda de los países pobres, la lucha internacional contra la financiación del terrorismo y el compromiso con las políticas medioambientales, para alcanzar un desarrollo sostenible.