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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los cimientos de la economía

La construcción ha sido durante los últimos años la gallina de los huevos de oro de la economía española. Cuando el consumo privado marchaba viento en popa, a finales de los noventa, era la compañera perfecta para ayudar a sostener ritmos de crecimiento del PIB del entorno del 4%. Ahora que el gasto de las familias se aminora y la demanda externa flojea por el parón económico internacional, el boom inmobiliario vuelve a ser el pilar capaz de sostener la demanda y mantenernos con niveles de crecimiento positivo. El problema es qué pasará cuando la construcción no pueda seguir creciendo a ritmos similares a los de últimos años. Y algunos expertos llevan tiempo avisando que se observan signos de agotamiento en este sector clave para la economía española.

El número de viviendas iniciadas se ha reducido por debajo de las 500.000 de ejercicios anteriores. Pero, de momento, el año 2003 está salvado. La obra civil, cebada por el plan de infraestructuras, ha cogido el relevo de la edificación residencial, asegurando crecimientos para el sector del orden del 4%, que volverán a repercutir sobre el PIB.

La construcción representa en estos momentos el 8% de la economía española, supone el 55% de la formación bruta del capital fijo y emplea al 11% (casi 2 millones de trabajadores) de toda la población ocupada. Además, los expertos calculan que aporta una cuarta parte del crecimiento total del PIB. De ahí la importancia que tiene su buena marcha, al menos hasta que otras industrias puedan tomar el relevo como motor de crecimiento.

El negocio constructor, en su vertiente residencial, se está viendo afectado por un alza en los precios del suelo que favorece movimientos especulativos y genera cada vez más alarma social. Sin embargo, ni el Gobierno central ni las comunidades autónomas y municipios han sabido o querido parar la tendencia. Existe un claro peligro de que se produzca un pinchazo en el mercado inmobiliario que frene en seco la demanda de viviendas. Si esto ocurre, millones de familias quedarán atrapadas con inmuebles cuyo coste de adquisición quede, de la noche a la mañana, muy por debajo del precio real del mercado.

Los economistas señalan que el segundo semestre de 2003 y todo 2004 debe ser el periodo de recuperación de la inversión, sobre todo en la industria de bienes de equipo. Si no se produce esta recuperación, la economía española tendrá problemas porque la demanda exterior depende en demasía de economías como la alemana y la francesa, que permanecen estancadas.

Para ayudar a que otras industrias tomen el testigo de la construcción como motor de crecimiento, el Gobierno debe impulsar los incentivos a la inversión en todas sus modalidades, pero sobre todo en el apartado de I+D. Sólo así dejaremos de estar a expensas de un sector en el que se observan señales de agotamiento y desajustes preocupantes.

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