Horizonte 2004
Los grandes institutos de opinión siguen haciendo sondeos sobre intención de voto a nivel nacional como si lo que se eligiera el domingo 25 fuera en realidad el color del Gobierno central. La encuesta realizada por Gallup entre el 1 y el 22 de abril, con una muestra de 2.000 entrevistas, concede al PSOE una ventaja sobre el PP de 7,4 puntos, que se explica, sobre todo, por la mayor fidelidad de los votantes socialistas. El actual primer partido de la oposición recibe electores que en 2000 apoyaron al Partido Popular y, además, consigue captar apoyos entre los nuevos votantes y los que optaron hace tres años por la abstención.
Otro dato significativo de la encuesta es que la valoración de la actuación política del presidente del Gobierno, José María Aznar, continúa en claro descenso, con un 61% de los encuestados que reprueban su gestión. No obstante, la valoración política de José Luis Rodríguez Zapatero no crece en la medida en la que pierde la de Aznar y se mantiene en niveles bajos de aprobación: sólo le aprueba el 34% de los consultados.
El sondeo aporta señales que pueden anticipar algunos comportamientos ciudadanos en las elecciones que se celebran dentro de dos domingos. Una de ellas es que el porcentaje de menciones de desaprobación al presidente del Gobierno aumenta entre los entrevistados más jóvenes, los que tienen niveles de estudios y pertenecen a clases sociales superiores y los que residen en las ciudades.
El curso de la campaña justifica de alguna forma que las grandes empresas de opinión no olviden la vertiente nacional del 25-M. De hecho, ni Aznar ni Zapatero la están orillando, bien sea mediante el recordatorio de la guerra, del chapapote gallego o de la lucha antiterrorista.
Estas elecciones aportarán, además, claves jugosas a tener en cuenta hasta que llegue la gran cita de marzo de 2004. Mostrarán el nivel de desgaste del Partido Popular después de la cadena de errores que, para la mayoría del partido, comienzan con la boda de la hija de Aznar en El Escorial; arrojarán luz sobre el grado de eficacia de Zapatero como líder del PSOE; reflejarán el grado de consolidación del nacionalismo vasco en los ayuntamientos y las diputaciones de Euskadi, además del estado de salud de Convergència i Unió después del relevo de Jordi Pujol por Artur Mas.