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Negocio

Fuerte caída del precio de las importaciones en EE UU pese al dólar débil

Mercados, economistas y Reserva Federal esperan los datos sobre los precios a la producción e índice de precios al consumo que entre hoy y mañana darán amplitud a una foto fija de la evolución de precios. Pero lo que se conoce de momento sigue alimentando el riesgo de deflación. Ayer, el Departamento de Trabajo informó que los precios de las importaciones registraron en abril una caída mensual récord del 2,7%.

'Normalmente este dato despertaría muy poco interés por parte de los mercados, pero teniendo en cuenta el comentario de la Reserva Federal en su última reunión, recibe más atención de lo normal', comentaba ayer en su análisis Sam Bullard, de Wachovia. Los analistas esperaban que los precios cayeran un 0,6%, después de que aumentaran un 0,7% en marzo, con un dólar a la baja respecto al euro y el yen que encarece las compras al exterior.

La caída de estos precios en abril (la primera desde noviembre) ha estado fundamentada en el 16,2% de descenso del precio del petróleo importado. Es el declive de precios más importante para este producto desde febrero de 1991, pero no evita que, aun así, los precios estén aún por encima de los registrados el año pasado. Pero no toda la caída puede ser atribuida a esta materia prima, que se ha situado en un territorio volátil con la huelga de Venezuela y la guerra con Irak en meses recientes. Una vez excluida esta variable, los precios caen un 0,9%.

Los precios de productos no petrolíferos y material industrial también tomaron la senda descendente para dejarse un 5% de su valor, otro nuevo récord. Los analistas esperan que los precios a los productores caigan un 0,6% y el IPC, un 0,1%.

Bajo consumo

El problema es que el poco movimiento de precios no está atrayendo más clientes a las tiendas, y eso no hace más que añadir preocupación.

La estadística del Departamento de Comercio mostraba ayer una inesperada caída de las ventas al por menor en abril del 0,1%, algo que ni la rebaja de los precios de la gasolina ha podido contrarrestar. Los consumidores estadounidenses parece que empiezan a perder el apetito por las compras y han invertido menos en ropa, muebles o aparatos eléctricos, dejando la cuenta de gastos en 271.500 millones de euros. Excluidos los automóviles, la caída de ventas es del 0,9%, un porcentaje muy alto y muy similar al que se contabilizó tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Los analistas ven en estas cifras la preocupación por la evolución del mercado laboral. El paro está en el 6% de la población activa, se sigue destruyendo empleo, los parados de larga duración empiezan a descolgarse de las listas de buscadores activos de trabajo, los salarios no son los de mediados de los noventa y recientes informes muestran cómo los estudiantes de universidades y de másteres en dirección de empresas tienen más dificultades para conseguir un trabajo que hasta hace muy poco podían incluso elegir. Los analistas ya avisaban de que la espectacular recuperación de la confianza de los consumidores tras la guerra con Irak podría tener una corta vida.

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