El conquistador del negocio editorial
Editorial Planeta. El nombre se debe a que 'era lo más grande que se le ocurrió y dijo que no se conformaba con menos', explica el escritor Carlos Pujol del fundador de lo que es hoy el primer grupo editorial español y uno de los conglomerados de comunicación más importantes del país. José Manuel Lara Hernández (1914), que falleció la noche del domingo debido a una enfermedad degenerativa nerviosa, ha sido uno de los empresarios del mundo editorial más importantes de España.
Ese reconocimiento lo logró Lara Hernández tras muchos años batallando en el complejo entramado editorial de la Barcelona de posguerra. Lara llegó a la capital catalana vestido de capitán de la Legión en 1939, con 25 años y formando parte del Ejército Nacional. Tras una juventud en Madrid, donde hizo desde pareja de baile en revistas hasta vendedor de galletas María, este sevillano vitalista decidió instalarse en la Ciudad Condal.
Acabada la guerra civil, fue empleado en la empresa Pirelli, por aquel entonces una sociedad mixta participada por la familia italiana y la catalana Guerin, creada en 1980. Allí tuvo su primer contacto con la nueva burguesía barcelonesa surgida del lento pero continuo desarrollo industrial español de principios de siglo.
El golpe de gracia lo dio en 1985 cuando selló una alianza con el grupo italiano Agostini para el desarrollo del negocio de coleccionables
Este sevillano, ex bailarín, atractivo y listo como el hambre, protagonizó uno de los ecos de sociedad más llamativos del la época. En 1941 se casó con María Teresa Bosch Carbonell, hija de familia bien, tras arrebatársela a uno de los hereus de la ciudad.
Juntos, con la oposición familiar, emprendieron un proyecto empresarial. Inicialmente crearon una academia de oposiciones en la calle Princesa. Allí, su mujer impartía clases de literatura y él, que nunca fue un buen estudiante, las de matemáticas. Pronto abrieron dos sucursales en el paseo de Gràcia y en la calle Pelayo. Para ganar dinero extra, Lara trabajó intermediando publicidad para los diarios La Vanguardia y Ya. En 1944 hicieron su primer negocio editorial. Lara compró al catedrático Félix Ros la editorial Tartessos por 100.000 pesetas. Posteriormente, se asoció con F. Oliver Brachfiel, a quien le vendió su participación en Tartessos a cambio de algunos derechos de autor. Con esos derechos creó Editorial Lara, antecedente de Planeta. Sin embargo, no tuvo el éxito esperado y se vio obligado a vender la compañía al empresario Josep Janés, dueño de la editorial del mismo nombre (actualmente integrada en Plaza & Janés). Ese fiasco, y otro negocio fallido en el mundo del papel, llevó Lara a una situación delicada, con deudas y muy enfermo. Parecía que la burguesía barcelonesa había acabado con su empuje.
Su resurgir se produjo en 1949. Creó Planeta, una editorial dedicada a la publicación de novela. Las colecciones -Penélope y Goliat- precedieron al primer éxito Mientras la ciudad duerme, de Frank Yerby. Sin embargo, el despegue de la empresa se produjo con el escritor gerundense José María Gironella y su obra Los cipreses creen en Dios.
Gironella había acudido con una novela de 800 folios a Josep Vergés, propietario de editorial Destino. Vergés, junto a Janés, formaba parte de los grandes editores españoles de los años cuarenta. Vergés declinó editar la obra y Lara, después de que su esposa se leyera el original, decidió publicar una obra que versaba sobre los preliminares de la guerra civil española. El éxito fue rotundo.
Amparado por la opinión literaria de María Teresa Bosch, Lara creo en 1952 el Premio Planeta para competir con el Premio Nadal de Destino, e inicialmente lo dotó con 40.000 pesetas. La suma de criterio literario y olfato para los negocios permitió a Lara convertir el Planeta en el premio de mayor éxito entre los autores, por la dotación económica, y más rentable para la editorial, tanto por el volumen de ventas como por lo que reportaba a la imagen de la empresa.
Superados los editores de la vieja Barcelona, Lara entró de lleno en el negocio de los libros de consulta y enciclopedias. æpermil;sa fue su segunda batalla. En 1956 fundó Crédito Internacional del Libro para vender libros a plazos y pelear en el mercado con editoriales tradicionales como Salvat, Sopena, Océano, Gustavo Gili o Espasa Calpe.
De nuevo el menosprecio de familias aburguesadas con editoriales en tránsito de primera a segunda generación le facilitaron las cosas. Compró una editorial tras otra: Destino, Seix Barral y Ariel, entre otras. A principios de los ochenta inicia la expansión a Latinoamérica.
El golpe de gracia lo dio en 1985 cuando selló una alianza con el grupo italiano Agostini para el desarrollo del negocio de coleccionables. Crearon Planeta Agostini, que lentamente alcanzó el liderato y obligó a familias como los Salvat a vender la editorial al grupo francés Hachette, previa oferta del propio Lara.
Junto a su hijo menor, Fernando Lara Bosch, el fundador de Planeta parecía lanzado a dominar todo el mercado hispano. Sin embargo, en 1995, un fatal accidente de coche acabó con la vida de Fernando y José Manuel Lara, muy afectado, empezó a perder la fuerza vital que ha caracterizado su vida.
Ante el declive, el relevo lo tomó el primogénito José Manuel Lara Bosch. Pese a las dudas iniciales, el hijo ha mantenido el grupo, lo ha hecho crecer y, además, lo ha diversificado hacia el mundo de la comunicación. La operación más reciente es la compra del 25,1% del capital de Antena 3 Televisión a Telefónica.