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América Latina

El programa de reformas de Lula recibe respaldo político

Las reformas tributaria y de la Seguridad Social constituyen la piedra angular del éxito del presidente brasileño

La Administración del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha caracterizado en sus primeros meses de gestión por una manifiesta habilidad para equilibrar las elevadas expectativas sociales creadas en la población tras el cambio de Gobierno con las presiones impuestas por el mercado para imponer un severo ajuste monetario y fiscal.

Las reformas tributaria y de la Seguridad Social, recientemente presentadas al Congreso, constituyen una piedra angular en el éxito de esta política. Es lo que el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, ha definido como 'la ortodoxia del bien'.

El principal objetivo de la reforma de la Seguridad Social es reducir su déficit, generando un marco más equitativo para los empleados públicos y privados. En 2002, el déficit consolidado del sistema alcanzó el 5,5% del PIB, comparado con el 5,2% en 2001, y debería seguir ampliándose en los siguientes años fruto del envejecimiento de la población. Cerca del 75% de este déficit es generado por el sector público, cuyos empleados gozan, en promedio, de unos beneficios seis veces superiores a los trabajadores del sector privado.

Por otra parte, la reforma impositiva es mucho menos ambiciosa, pero no por ello pierde relevancia. Su objetivo principal es eliminar las distorsiones generadas por el intrincado sistema de impuestos estatales y reducir la evasión fiscal. Si bien, esta reforma pretende ser neutra desde un punto de vista de la recaudación, sus efectos fiscales serían muy positivos en el largo plazo ante la menor evasión y la creación de un marco más favorable para la inversión.

Tras su llegada al poder, el carismático ex líder sindical ha trabajado en el logro de un amplio consenso para lograr la aprobación de estas reformas. Para ello ha intentado aunar el apoyo de los principales partidos de la oposición, objetivo relativamente fácil debido a que éstos mismos impulsaron estas reformas durante la Administración anterior.

Lula también ha procurado cohesionar a su propio partido, que por sus fuertes raíces sindicales ya había bloqueado anteriormente estas reformas. En particular, ante la disconformidad que algunos miembros del Partido Trabajador han mostrado frente ciertos puntos de la reforma de la Seguridad Social, Lula ha amenazado con expulsar del partido a quien vote en contra de las reformas.

Simultáneamente, se ha obtenido el apoyo de todos los gobernadores estatales, que aprobaron el texto de ambas reformas antes de ser remitidas al Congreso. Lula ha logrado también cambiar la imagen de las reformas a través de una habilidosa campaña de comunicación mediante la que han dejado de ser vistas como unas medidas de ajuste impuestas por el Consenso de Washington para convertirse en el pilar del éxito de su programa Hambre Cero.

El fuerte apoyo popular logrado, el liderazgo de Lula dentro de su partido, el apoyo de la oposición y el habilidoso cambio de look que se ha dado a las reformas permiten pensar que el fallido intento del ex presidente Fernando Henrique Cardoso no se repetirá. Es probable que ambas reformas sean aprobadas hacia finales de este año o comienzos del próximo. La reforma de la Seguridad Social generará, sin duda, algunos conflictos, que, no obstante, deberían traducirse sólo en pequeños retrasos en la agenda y en algunas concesiones menores al texto original de escaso impacto. La evolución de las reformas en los próximos meses debería, por lo tanto, respaldar las valoraciones de un mercado en el que se respira optimismo.

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