El Senado de EE UU pide mano dura con las firmas de Wall Street
Si los ejecutivos y los consejeros delegados de los bancos de inversión no son personalmente responsables de las malas prácticas que se dieron bajo su supervisión, no creo que Wall Street cambie sus costumbres o que los inversores recuperen la confianza', señaló ayer Richard Shelby, presidente del comité bancario del Senado de EE UU. Shelby, republicano, se refería a la multa de 1.400 millones de dólares y el cambio de conducta que las firmas de Wall Street han aceptado a cambio de evitar un juicio por emitir recomendaciones engañosas. Shelby y otros senadores consideran insuficiente el pacto, y pidieron tanto a la SEC como al fiscal de Nueva York, Eliot Spitzer, que investiguen más responsabilidades.
Las investigaciones de la SEC, regulador de los mercados, y del fiscal de Nueva York, Eliot Spitzer, demostraron que algunos analistas recomendaban con entusiasmo acciones que sabían sobrevaloradas, y que lo hacían para ganar negocio. Ello provocó que las recomendaciones de los grandes bancos estuviesen sesgadas en gran medida, algo que terminó perjudicando al inversor.
Por eso el acuerdo entre los bancos y la justicia no es suficiente a ojos de numerosos observadores. Las conclusiones del Senado pueden presionar a la SEC a que actúe contra el consejero delegado de Citigroup, Sanford Weill, o el del Morgan Stanley, Philip Purcell. Ambos han sido criticados públicamente por la SEC por su papel en los conflictos de intereses entre banca de inversión y análisis bursátil. De hecho, el acuerdo establece que Weill no podría hablar con un analista sin la presencia de un abogado. El comité del Senado no pronunció nombres concretos, pero Shelby urgió a Donaldson a actuar con rapidez.
Shelby destacó, además, que las compañías no han reconocido su culpa. Solamente Citigroup ha hecho un comunicado reconociendo irregularidades. Puso como ejemplo un discurso a inversores de Purcell, de Morgan Stanley, en el que éste señaló que 'no hay nada que el pequeño inversor deba temer sobre Morgan Stanley'.
William Donaldson, presidente de la SEC, señaló que el regulador del mercado permanecerá alerta. 'Cuando alguien cruce la línea, actuaremos rápidamente y con decisión para llevar a esa persona a la justicia', señaló Donaldson, que fue fundador del banco de inversión Donaldson, Lufkin & Jenrette. 'Redoblaremos esfuerzos y centraremos la investigación en la cadena del mando', añadió.
Eliot Spitzer, por su parte, señaló que el pacto no significa que quien haya cometido irregularidades no será responsable de sus actos. 'Simplemente se trataba de eliminar algunos defectos del sistema que permitieron conductas incorrectas'.
Paul Sarbanes, el senador demócrata que promovió la ley Sarbanes-Oaxley para sanear el gobierno empresarial en EE UU tras los casos Enron y Worldcom, señaló que los conflictos de intereses en Wall Street 'estaban muy extendidos y no eran sólo un asunto de unos pocos personales malos'. Asimismo, criticó a la SEC por no vigilar estos conflictos antes.
La SEC exige discreción a sus empleados
El presidente de la Comisión de Valores de EE UU (SEC en inglés), William Donaldson, se ha puesto serio con sus empleados y les ha advertido que no tolerará más filtraciones a la prensa. Las informaciones publicadas la semana pasada sobre la investigación de un caso de tráfico de información privilegiada que afecta al gestor de fondos Michael Zimmerman y a su esposa, la analista Holly Becker, ha provocado la advertencia del regulador. El presidente de la SEC calificó el acontecimiento de 'especialmente escandaloso'.La reprimenda de Donaldson es inusual, ya que, en estos casos, la SEC suele generalmente culpar a los abogados defensores, señalaron expertos legales. 'No recuerdo nunca una situación en la que la SEC haya siquiera sugerido la posibilidad de una filtración por parte de la plantilla', indicó un antiguo comisario de la SEC.Donaldson envió la advertencia a sus 3.000 empleados a través de un correo electrónico y amenazó con restringir el acceso a las reuniones confidenciales.