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Empleo

Los españoles se niegan a trabajar de camareros

El empleo de camarero ha pasado a engrosar la lista de los trabajos que los españoles no quieren cubrir, como ya ocurrió con la agricultura, el servicio doméstico o la construcción, donde ahora se emplean mayoritariamente trabajadores extranjeros. La patronal hostelera castellonense Feturcas lo comprobó recientemente, cuando de 1.525 candidatos a 200 puestos de ayudantes de cocina, camareros y recepcionistas de hotel propuestos por el Servicio Valenciano de Empleo y Formación (Servef) -el Inem autonómico- se presentaron 762 y aceptaron 213. De ellos, sólo 50 cumplían el requisito de tener experiencia. Feturcas ha pedido al Inem autorización para contratar a 150 personas en Rumania.

'El Servef no pregunta a los candidatos por qué rechazan el puesto', explica una portavoz del organismo. Según la responsable de Comisiones Obreras en Castellón, Encarna Barragán, 'la gente rechaza estos trabajos porque los salarios son bajos para unos horarios que son muy malos'. El horario partido -a la hora de comer y de cenar- ahuyenta a los candidatos que no viven en la misma localidad del puesto de trabajo, ya que les obliga a desplazarse cuatro veces al día. Obviamente, no está a su alcance alquilar un piso durante el verano en Benicàssim o Peñíscola.

El presidente de Feturcas, Eduardo Ferreres, coincide en que los horarios son 'incómodos' y recuerda algunos candidatos que no pudieron ser contratados porque no podían desplazarse todos los días. Sobre los salarios, dice que son 'los del convenio'. Los extranjeros que vienen a cubrir la campaña no tienen el problema que tienen los candidatos españoles con el alojamiento, ya que el empresario está obligado a proporcionarles uno. A las malas condiciones laborales hay que sumar, en algunos casos, las presiones de algunos empresarios para alargar las jornadas.

Las condiciones son tan malas que hasta los residentes extranjeros se resisten a aceptarlas. Según la presidenta de la Asociación de Países del Este de Castellón, Ángela Lacsintar, los residentes rumanos, búlgaros o polacos -hay unos 10.000 regularizados en la provincia- prefieren otros trabajos porque 'se paga muy mal y los pequeños empresarios abusan con los horarios'. La representante de la asociación relata el caso de una residente rumana que aceptó recientemente un puesto de ayudante de cocina y que cuando llegó al local se encontró con que también tenía que limpiar los servicios. Se negó y dejó el empleo. Su puesto de cocinera-limpiadora será ocupado, probablemente, por una compatriota traída de Rumania. 'En empresas grandes se puede trabajar, pero en las pequeñas es muy difícil luchar contra los empresarios', explica Ángela Lacsintar. Lo mismo opina Encarna Barragán, para quien 'los abusos no son generalizados, pero sí que hay casos de exceso de horarios o tareas ajenas al contrato, sobre todo en bares y cafeterías'.

716 euros al mes

Para la representante de CC OO, serían necesarias diversas medidas para conseguir que los españoles volvieran a interesarse por estos puestos de trabajo, afectados por una gran estacionalidad. Entre ellas, aumentar el número de contratos fijos discontinuos y que los ayuntamientos proporcionen viviendas de alquiler accesibles para los trabajadores, de forma que puedan acudir de otras localidades o comunidades autónomas.

'Pero, sobre todo, habría que mejorar las condiciones económicas, que en Castellón son especialmente malas', afirma Encarna Barragán. Según el convenio provincial, un camarero de un restaurante de tres tenedores tiene un salario bruto mensual de 715,56 euros.

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