El difícil equilibrio dólar-Bolsa
La evolución del dólar respecto al euro vuelve a concitar la atención de inversores, especuladores y estrategas en los últimos días. A tenor de lo que se predica y escucha, todo el mundo ya había anticipado el movimiento. Se detecta, asimismo, una actitud borreguil, típica de procesos que desorientan y confunden, porque ahora todo el mundo dice que aún no ha terminado la ascensión del euro.
A estas alturas de curso rechinan en los oídos frases manidas como que no se trata de un euro fuerte, sino de un dólar débil, porque la caída de la divisa estadounidense ha ido más lejos de Europa hasta afectar a una quincena de monedas más. Variedades y opiniones para todos los gustos. Nadie se rasga las vestiduras en la perorata, como si las cosas de las divisas fueran juegos de niños. ¿Acaso hay manera de medir la debilidad o fortaleza de una moneda cuando llevan ritmos diferentes? ¿Dónde se estudia esa rama de la economía?
Una vez más se plantean argumentos sobre la confusión que sobre el futuro de la economía de Estados Unidos proyectan las últimas referencias económicas, como si las que se divulgan en la eurozona fueran para tirar cohetes. Nadie, en fin, sabe nada de nada, salvo los que operan con divisas y provocan las tendencias. Pocos aluden, del mismo modo, al desinterés de las autoridades económicas de Estados Unidos respecto a la evolución de la moneda, que es la mejor forma de estar interesado en que ésta siga a la deriva, quizá para aliviar la balanza comercial y controlar la inflación.
En términos de Bolsa, lo mejor es que la caída del dólar no se ha correspondido con un deterioro de Wall Street, como sucediera en episodios anteriores. Los expertos dicen que el equilibrio dólar-Bolsa es muy difícil, pero no imposible, de mantener en el tiempo. Si baja el dólar y la Bolsa se mantiene, como sucede ahora, parte del peligro habrá pasado.