Los bancos de Wall Street multados por engaño esperan una oleada de demandas
El fiscal general de nueva York, Eliot Spitzer, lo dejó muy claro. 'El proceso de responsabilidad de las firmas de Wall Street que emitieron análisis engañosos acaba de empezar'. Era un eco de sus palabras en diciembre pasado, cuando se dio a conocer el borrador de este acuerdo. Entonces, el fiscal animó a los inversores a llevar sus quejas a los tribunales y los paneles de arbitraje para buscar una restitución que, para disgusto de muchos, apenas se logra con el pequeño fondo de menos de 400.000 millones asignado en el acuerdo que establece un sanción a los bancos de 1.400 millones de dólares.
Para los que han perdido en Bolsa por culpa de las recomendaciones interesadas los fondos son escasos, por lo que muy pocos inversores van a ser llamados para cobrar de ellos. Lo que ha querido Spitzer es dar a cada agraviado las pruebas para que siga su propio proceso de reivindicación. Y por decepcionados que estén los inversores, en un país tan litigante como EE UU, va a ocurrir.
Jacob Zamansky, el abogado que en 2001 disparó las alarmas en la neoyorquina fiscalía de Spitzer en un arbitraje entre un inversor y Merrill Lynch, es uno de los personajes mediáticos del momento y ha señalado que espera 'una guerra de desgaste a través del arbitraje entre la banca y sus clientes en los próximos cinco años'. Según este abogado, las pruebas en forma de mensajes de correo electrónico y memorandos internos publicadas junto con el acuerdo 'son devastadoras'.
Pruebas difíciles
Hasta ahora, los futuros demandantes no han tenido mucho éxito en conseguir las pruebas que demostraran que fueron engañados. Según la ley aplicable a este tipo de procesos, los abogados de los demandantes no podían reclamar los documentos que pudieran probar el fraude si el cliente no justificaba el agravio de forma preliminar ante el juez. Pero ahora estos documentos son públicos, lo que abre las puertas a las demandas judiciales y a los procesos de arbitraje, ya que en este último caso todavía era más difícil obtener alguna prueba por parte de la compañía.
Zamansky asegura que está recibiendo cientos de llamadas de posibles clientes y de abogados sin experiencia en este sector que ahora quieren seguir cursillos para aprender el posible proceso de restitución. De momento, en los tribunales de EE UU existen más de 40 demandas por prácticas de engaño a los inversores que reclaman miles de millones en resarcimiento por fraude.
De todas maneras, lo que se espera es que se disparen los procesos de arbitraje. En primer lugar, porque muchos de los contratos de intermediación firmados por los inversores en su momento establecían que el cliente renunciaba a demandar a la compañía en caso de litigio y le obligaba a llegar a un acuerdo mediante un proceso de arbitraje. Asimismo, algunos abogados prefieren recurrir al pacto extrajudicial, ya que entienden que es una opción mucho más rápida para recuperar parte del dinero perdido que un proceso judicial, donde las eternas apelaciones ante instancias superiores pueden retrasar el pago durante años. El año pasado se alcanzó un número récord en los procesos de arbitraje abiertos entre inversores estadounidenses y firmas de Wall Street, 7.704 casos.
Expertos consultados por The New York Times afirman que el coste total de estos procesos, incluyendo las reclamaciones civiles, superará los 10.000 millones de dólares.