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La neumonía asiática llega al comercio de Chinatown

Chivy Ngo supo de su muerte por una emisora local hace unos días. De acuerdo con lo que escucharon tanto él como sus empleados en el restaurante Bo Ky, en el barrio chino de Manhattan, Ngo era la primer víctima de la neumonía asiática del barrio. En su amplio local, donde cuelgan patos a la pequinesa expuestos a la clientela, se tenía la idea de que volvía a ser 1 de abril, el Día de los Inocentes en la cultura anglosajona. Su sorpresa creció al recibir llamadas de condolencia.

El temor a la neumonía asiática no tiene fronteras y el barrio chino de Nueva York no escapa a este miedo. Y los falsos rumores se pagan. En la caja del restaurante, Jane Chao comenta que Ngo, que como ella nació en Vietnam en el seno de una familia de emigrantes chinos 'hace unos 40 años', ha ido de televisión en televisión 'para que se sepa que está vivo y bien'.

El problema es que la noticia es parcialmente correcta: Ngo se ha convertido en la primera víctima de una enfermedad que, sin embargo, no ha llegado a esta zona en la que viven y tienen sus negocios 120.000 personas de etnia china. Dice Chao que el restaurante ya no se llena. 'La gente tiene miedo de los rumores, no hay enfermos en el barrio chino, pero ya no sabemos qué decir'. Chao hace notar que nadie en el barrio lleva máscaras, pero dice que no atraen clientes caucásicos.

La caída del negocio en Bo Ky no es una excepción. Según el Centro de Desarrollo de Negocios Asiático Americanos, desde los ataques del 11-S los negocios del barrio chino han ido para abajo. Tiendas textiles y sus proveedores han cerrado. El 84% de los empresarios dice que desde la aparición de los primeros casos de neumonía asiática en Hong Kong las cosas van peor. 'Confirmamos la gravedad de la enfermedad incluso cuando es inexistente en nuestro barrio', dice el presidente de este centro, John Wang. Los responsables de este organismo van a pedir a las autoridades algún tipo de ayuda. El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, ya ha impuesto una política de gestos, como la de ir a comer al conocido restaurante Sweet Tart o pasear por algunas de sus calles rodeado de televisiones locales.

Los problemas de este barrio no son distintos de los de Filadelfia o San Francisco, en el que viven 240.000 personas. Pero en honor a la verdad, no a todos les va peor por igual.

En TenRen's Tea, una tienda de remedios herbales, están vendiendo más té verde que nunca. Hong, una de sus dependientas, asegura que este té, cuyo precio oscila entre los 38 y los 110 dólares por libra, ayuda al sistema inmunológico, y que es bueno para la salud.

Chao, del Bo Ky, lo tiene claro: 'No merece la pena vivir asustado'.

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