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Estudio

Dos millones de personas mueren cada año en accidentes laborales

Un informe titulado Por una cultura para la seguridad en el trabajo y divulgado con motivo del Día Internacional del Trabajo, afirma que el número de muertes y enfermedades accidentales podría contenerse si los trabajadores, los empleadores y los gobiernos respetasen las normas internacionales de seguridad. Las pérdidas anuales que esto provoca, equivalentes a más de un billón de euros, representan el 4% del producto interior bruto global.

Aproximadamente 160 millones de personas sufren de enfermedades relacionadas con el trabajo, mientras que el número de accidentes (mortales o no mortales) se eleva a 270 millones. Sin embargo, las diferencias entre regiones son importantes, pues en los países en desarrollo, las tasas de mortalidad son cuatro veces superiores a las que se registran en los países industrializados más seguros.

El impacto para las empresas es muy grande, pues, además del pago de indemnizaciones, deben hacer frente a diversos gastos, como por ejemplo las jubilaciones adelantadas, que en el 40% de los casos se otorgan por discapacidad. "En promedio, la discapacidad reduce la vida laboral en unos cinco años", señala el informe. Además, un promedio del 5% de la fuerza laboral se ausenta del trabajo cada día, aunque esta cifra puede oscilar entre el 2 y el 10% en función del sector y el tipo de trabajo.

El desempleo es otra consecuencia grave de los accidentes y enfermedades labores, pues aunque en general la discapacidad no es suficientemente grave como para acceder a una pensión o indemnización, las posibilidades del trabajador de volver a ser empleado son muy limitadas.

Un fenómeno vinculado a esta problemática es el del "empobrecimiento" del trabajador y su familia, que progresivamente ven reducidos sus ingresos. En muchos casos, otros miembros de la familia también deben abandonar sus trabajos para cuidar a la persona lesionada, reduciendo aún más los ingresos del hogar.

Según la OIT, una seguridad deficiente y una mala salud pueden tener consecuencias negativas en el balance final de una empresa, pues el ausentismo y el tiempo de inactividad aumentan, lo que conlleva una pérdida de productividad. Además, las empresas deben asumir costos legales, el pago de sobre sueldos por riesgo, altas primas de seguros, multas, además de enfrentamientos con los sindicatos, las autoridades públicas. Esto puede provocar, en casos graves, la pérdida de clientes y hasta el retiro de las licencias de operación. En la Unión Europea, por ejemplo, cada año se pierden 150 millones de días laborables como consecuencia de los accidentes de trabajo y los costos en los que incurren los seguros se elevan a 20.000 millones.

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