A mayor beta, mayor especulación
Si a uno de esos jubilados de las cosas de la Bolsa le preguntáramos qué es lo que define la palabra beta en este negocio respondería, sin titubeos, que beta es sinónimo de alta especulación, de un riesgo superior a la media del mercado. Si a ese mismo jubilado le solicitáramos algunos ejemplos de valores no frunciría el ceño al apuntar éste o aquél chicharro, siempre valores desahuciados, al borde la suspensión de pagos y con cotizaciones muy bajas.
En las últimas 48 horas vuelven los informes de situación y de estrategia de las principales firmas del mercado a recomendar a sus mejores clientes la operativa en valores de beta alta, que son aquellos que siempre registran incrementos de la volatilidad por encima de la media del mercado.
Nuestro jubilado imaginario, al que aludimos al principio, habría acertado el primer planteamiento. Habría errado, no obstante, en la segunda pregunta y, con ello, suspendido el examen. Sucede que la beta alta se encuentra en la actualidad en los valores más capitalizados del mercado, es decir, en los dos grandes bancos y en Telefónica, es decir, en casi el 50% de la ponderación del Ibex. Ocurre que a estos valores les siguen algunas eléctricas emblemáticas, que se lo pregunten a Unión Fenosa, o valores energéticos muy pesados, que es el caso de Repsol.
Los chicharros nadan en aguas llenas de fango, como siempre, pero no hacen las delicias de los pescadores. Antaño sí. Hoy la pesca de bajura está en los valores considerados desde siempre como intocables, por venerados.
Por eso conviene analizar los mensajes muy bien en el contexto actual, porque aunque no ha cambiado el lenguaje, la jerga bursátil, sí lo han hecho los protagonistas. Quizá sea ahora más fácil arruinarse con los grandes valores del mercado que con los chicharros de siempre, porque con éstos se sabe, al menos, a lo que se juega.