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'Telecos'

Telefónica, a la cabeza del recorte de la inversión entre las 'telecos' europeas

La crisis generalizada de las telecomunicaciones ha obligado a las operadoras a apretarse el cinturón y controlar al máximo los gastos. Pero no todas lo han hecho de la misma manera. Telefónica y KPN han echado mano de las inversiones para compensar la menor entrada de ingresos y lideran la clasificación europea con drásticos recortes de los desembolsos. Esta contención coincide con el retroceso de España en diversos indicadores de la sociedad de la información, una situación de la que Telefónica culpa a la regulación.

Telefónica no es la operadora europea que peor parada ha salido de la crisis de las telecomunicaciones. Tampoco KPN, que logró sortear el abismo con una temprana y drástica reestructuración. Ambas compañías, sin embargo, están a la cabeza de la clasificación de recorte de inversiones entre las principales operadoras europeas.

Todas las telecos han echado mano en mayor o menor medida de las inversiones para intentar recomponer sus cuentas en un entorno de caída de ingresos y menos demanda. Sólo el líder mundial del móvil, Vodafone, ha mantenido intacta su línea de crecimiento. Pero aun en este contexto, Telefónica y KPN destacan por la profundidad del recorte: en dos años invierten menos de la mitad.

Los 4.130 millones de dólares desembolsados por la operadora holandesa en 2000 se quedaron en 1.290 millones el año pasado, un 68,77% menos. El tijeretazo de Telefónica ha ascendido al 55,83%, según los datos recogidos por Merrill Lynch, desde 9.780 a 4.320 millones de dólares.

El camino elegido por Telefónica y KPN para adaptarse a la crisis no ha sido imitado por las dos compañías del Viejo Continente más endeudadas y con más problemas financieros. Deutsche Telekom y France Télécom mantuvieron en 2001 su ritmo inversor y sólo el año pasado comenzaron los recortes. Aun así, el saldo en lo más duro de la crisis sigue siendo positivo.

Y también entre las tecnologías hay clases. Los datos de Merrill Lynch muestran que es la telefonía tradicional la que ha salido peor parada -también es la que concentraba mayores volúmenes de inversión- frente a su hermana pequeña, la telefonía móvil, que ha mostrado un mayor dinamismo.

Pese a las disparidades entre compañías, las operadoras dominantes han recortado sus desembolsos casi un 40% en dos años, lo que ha tenido un efecto directo en la salud de los fabricantes de equipos y de las propias tecnologías. La telefonía móvil UMTS, de hecho, está mayoritariamente a la espera.

Más allá del indudable efecto en las cuentas presentes que tiene el recorte de las inversiones, analistas e instituciones están cuestionando su impacto a años vista. 'En los momentos de crisis se sientan las bases del futuro y los ganadores son los contracíclicos. Ahora se puede ganar tamaño con una inversión muy reducida', explican fuentes del sector.

Este debate se ha instalado con especial virulencia en España, sobre todo después de que varios indicadores mostraran la mediocre situación del país en la sociedad de la información. El INE sitúa a España en el puesto 26 en una clasificación de hogares y tecnologías de la información, realizada en diciembre pasado, y la misma posición le da la consultora AT Kearney.

La OCDE, por su parte, coloca a España por debajo de la media europea de líneas fijas por habitante y tampoco resulta muy favorable un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones sobre equipamiento. Otros indicadores, sin embargo, dan mejores noticias, como es el caso de la administración electrónica, de la informatización de los colegios -por encima de la media de la UE- o de los accesos de banda ancha.

La principal protagonista de las telecomunicaciones españolas, Telefónica, tiene claro de quién es la culpa de este recorte de inversión, cuyo principal exponente es España, pese a la caída de Latinoamérica. 'Mientras no haya una reglamentación clara y segura no se va a recuperar la inversión', explican fuentes de la operadora, que inciden en la necedad de invertir en innovación e infraestructuras si después el Gobierno les obliga a compartir las mejoras con los rivales. La operadora, aseguran estas fuentes, tiene capacidad para elevar la inversión en España y mejorar los servicios que ofrece, pero la inseguridad jurídica la está frenando.

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