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El ingreso en el euro, bueno para el Reino Unido

Está a punto de escribirse otro capítulo de la a menudo turbulenta relación del Reino Unido con Europa. En las próximas semanas, el Gobierno británico anunciará su esperado resultado sobre los cinco tests que fijó como paso previo para el ingreso en el euro. La discusión continúa, pero el veredicto ya se intuye. Los tests dirán que la economía británica no está lista para unirse al euro. Pero que nadie se engañe pensando que se han impuesto los argumentos económicos: se ha tratado siempre de una batalla política entre el primer ministro Tony Blair y su canciller Gordon Brown (...).

Los argumentos para el ingreso son poderosos. La economía británica ya se encuentra inextricablemente unida a la de sus socios europeos. El continente es el destino de más del 50% de las exportaciones británicas. Una mayor integración permitiría la posibilidad de ganancias significativas en productividad y riqueza. La divergencia en los ciclos de Reino Unido y la zona euro es pequeña (...).

El Gobierno debe considerar si existen barreras a corto plazo suficientemente importantes como para retrasar la adhesión. El tipo de cambio es con mucho la más importante (...). Aunque la libra ha caído un 10% el último año, hace falta más tiempo para evaluar si basta para el cercado sector de las exportaciones (...).

En lugar de preparar a toda prisa otra batería de tests ambiguos, el Gobierno debe señalar los restantes obstáculos para el ingreso y sus propuestas para eliminarlos. No debe fijarse un calendario específico, pero debe haber un compromiso para superarlos lo antes posible. Mientras tanto, los ministros deben empezar la necesaria campaña política sobre las ventajas a largo plazo del ingreso (...).

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