Los amos de la guerra dan en la diana
Pleno al diez. Hace diez días transcribíamos el mensaje que uno de los gestores de los principales hedge fund, a la sazón los amos de la guerra en la Bolsa, enviaba a un cliente nacional. Mantenía la tesis de que en diez días la guerra habría terminado, pero dejaba la incógnita del paradero, muerte o apresamiento de Sadam Husein.
Diez días después, ni uno más ni uno menos, el caos posbélico se ha adueñado de Irak y nadie sabe nada del paradero de Sadam Husein ni de otros asuntos relevantes como los hipotéticos almacenes de armas de destrucción masiva o de los laboratorios donde se dijo que se elaboraban productos químicos letales.
El gestor del fondo de alto riesgo advertía hace diez días a su cliente español que antes del final apresurado del conflicto convenía estar en liquidez, porque los mercados ya habían recuperado la prima imputable a la guerra.
Alertaba, además, de otros posibles focos de tensión geopolítica. La Administración Bush, en efecto, ha lanzado mensajes claros a Siria al sugerir que este país ayuda a los dirigentes iraquíes desaparecidos, al mismo tiempo que denuncia el manejo de armas prohibidas. En Cuba cunde la crispación por los últimos arrestos y ejecuciones y sorprende en el inicio de la Semana Santa el anuncio del rearme en Rusia.
Los dividendos de la paz que se manejaron con la caída del muro de Berlín se tornan ahora lanzas, según los mejores estrategas. La denominada guerra fría vuelve a alcanzar cotizaciones altas y los mercados, claro está, lo acusan con movimientos.
La semana amanece, asimismo, cargada de referencias empresariales en Wall Street. Los analistas recomiendan mantener la cabeza fría y no prestar atención a los mensajes y predicamentos de los telepredicadores de los bancos de inversión. Se trata de no caer en la trampa dialéctica de si los resultados son mejores o peores de lo esperado. O son buenos o malos.