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Columna
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Estrategias para el 'e-business'

El tiempo se acaba para el plan trienal Info XXI, destinado a sacar a España de la cola tecnológica y llevarnos a todos hacia la sociedad de la información. Cuando termine el año será reemplazado por un nuevo plan que debería poner el acento en impulsar el acceso de las empresas a esa nueva sociedad.

Más cerca del fracaso que del éxito, el Info XXI fue la respuesta española a la iniciativa política del Plan de Acción eEurope 2002 aprobado por la Unión Europea en el año 2000, en la Cumbre de Lisboa, y cuya versión actual, el eEurope 2005, es una opción más ambiciosa destinada a crear un entorno favorable para la inversión privada y la creación de nuevos puestos de trabajo, a la que se vinculará para el trienio 2004-2006 nuestro futuro Info.

Curiosamente, toda la introducción al primer eEurope era una loa a la nueva economía, pero en su desarrollo ignoraba a las empresas y apostaba por la conectividad, por estimular el uso de la Red y por fomentar la participación de todos los ciudadanos en la nueva sociedad del conocimiento. En el segundo eEurope ni se cita a la nueva economía, como si nunca hubiese existido, y, sin embargo, son las empresas su protagonista más destacado.

Las empresas e Internet se vincularon en el pasado con mitos como el de la oficina sin papeles, una idea secundaria, escasamente estimulante y ya superada. Luego se pensó en la posibilidad de acceder a nuevos clientes utilizando el canal del comercio electrónico, una aventura que hoy por hoy presenta un saldo pobre, muy pobre en el caso de España. De nuevo cundió al desánimo, ya que lo verdaderamente importante no es el papel o el e-commerce, sino al e-business, la utilización de herramientas electrónicas para integrar todos los procesos de los negocios, para mejorar su competitividad y aumentar su productividad, logrando así un mayor crecimiento.

Es en las estrategias de e-business, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, donde deberían centrarse los esfuerzos del sucesor del Info XXI. Es un camino que con buen criterio se apunta en las recomendaciones de la Comisión Especial de Estudio para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en España, que acaban de ser entregadas al ministro Josep Piqué.

En España el índice de conexión de las pymes a Internet está ligeramente por encima del 70% y un 85% de ellas dispone de al menos un ordenador, pero la utilización de esas poderosas herramientas es todavía muy insuficiente. Hay que ayudarlas a incorporar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a su gestión y a sus procesos productivos. Con ese objetivo habría que tomar medidas como:

Impulsar el desarrollo de aplicaciones y servicios destinados a mejorar la gestión interna de las empresas y sus relaciones con otros agentes sociales, como clientes, otras empresas o las administraciones públicas.

Asesorar a los pequeños empresarios y propiciar su formación en el mundo de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento.

Apoyar a los proveedores de servicios de aplicaciones, las llamadas ASP, que permiten descargarse a través de Internet programas muy actualizados, sin necesidad de comprarlos. Se paga según el consumo y demandan menos conocimientos tecnológicos de sus usuarios.

Desarrollar campañas de comunicación de los incentivos ya existentes para que los conozcan todos los empresarios. Ya es posible deducir de la cuota del impuesto de sociedad el 10% de las inversiones y gastos relacionados con Internet y hay ventajas fiscales y financieras para equipar y formar a los empleados, para llevarlos a una red por la que ya se mueven 9 millones de internautas españoles. Adicionalmente, la salud actual de las finanzas públicas permite incluso una política fiscal más beligerante y ser más generosos en las desgravaciones.

Ayudaría también implantar rápidamente el CIF/NIF digital para tener más aplicaciones disponibles.

Se puede obligar a todas las empresas a tener una dirección de correo electrónico.

Y, por último, también cabe desarrollar un portal específico donde se faciliten a los empresarios los trámites que tienen que realizar con las administraciones públicas, así como posibilitar el acceso a todos los servicios que éstas prestan.

Por esos caminos se puede cumplir en España el objetivo del eEurope, que busca convertir a la UE en la economía más competitiva y dinámica del mundo, basada en el conocimiento y el pleno empleo.

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