Six Continents planea despedir a 2.700 trabajadores de todas sus cadenas
El grupo hotelero británico Six Continents continúa con su plan de reestructuración, que incluye el despido de 2.700 trabajadores de la plantilla. La multinacional que cuenta con las cadenas Inter-Continental, Holiday Inn y Crowne Plaza, explica que 'ninguno de los empleos está vinculado a las actividades hoteleras o tienen trato directo con clientes', según un portavoz. La intención del grupo es reducir los costes en 100 millones de dólares (93 millones de euros), según fuentes de la compañía.
La cadena ha separado su negocio hotelero, que cuenta con 3.300 establecimientos en el mundo, de los bares y restaurantes, creando dos compañías independientes. El movimiento ha permitido que se hayan presentado ofertas por las dos divisiones que, de momento, han sido rechazadas.
Strategic Hotel Capital, propietario de hoteles como el Essex House de Nueva York, ha anunciado su intención de presentar una oferta por la cadena hotelera. KKR, el mayor grupo de inversión, está considerando también optar a la compra de la red de hoteles.
Ganancia acumulada
La compañía lleva acumulada una ganancia en Bolsa del 23% en lo que va de año. Su capitalización bursátil es de 5.370 millones de libras (7.850 millones de euros).
Six Continents llegó a rechazar una oferta presentada por el inversor británico Hugh Osmond valorada en 6.080 millones de euros. Entonces, Osmond acusó a los actuales gestores de la cadena de dañar el valor de la firma. Este empresario ofreció 36 nuevas acciones de su compañía, Capital Management and Investment, por cada título de Six Continents a un precio de 648 peniques por acción.
Paralelamente, la cadena estadounidense Marriot pujó por también por la totalidad del negocio de Six Continents y pidió apoyo financiero a grupos como Texas Pacific y CVC.
El grupo hotelero presentó a finales de 2002 un ambicioso plan de inversión para reformar sus establecimientos. La compañía anunció que pretendía potenciar la marca de los hoteles Intercontinental, que compró en 1998, con la reforma de 10 de sus más emblemáticos establecimientos, entre los que se encuentra el Intercontinental Castellana de Madrid, donde se han destinado 32 millones. El programa de inversiones, valorado en 1.000 millones, también incluía nuevas adquisiciones en Hong Kong, Boston y Varsovia hasta el año 2004.
Según Robin Wicks, vicepresidente de ventas, la inversión se iba a realizar con fondos propios'. Sin embargo, la empresa sufría una caída de los ingresos del 20,5%, hasta 1.159 millones, en su primer semestre y un descenso del 41,1% en su beneficio de explotación, que ascendía a 172,44 millones. La compañía explicaba que estos malos resultados se producían por un fuerte retroceso en la actividad de los establecimientos en América, cuya facturación se situó en 451,4 millones, un 20% menos.
A finales del año 2002 la cadena ganaba un 38% menos. La compañía reconoce estar en una difícil situación financiera y confirma que continúa hablando con otros grupos inversores para una posible adquisición.