Primeros y últimos
Desde que la Red irrumpió con fuerza en los despachos de quienes con mano de hierro y bolsillos llenos dirigen el mundo pudo comprobarse que no iban a dejar campar a sus anchas a una red anárquica y libertaria que facilitara la formación y la información sin desprender beneficio o explotación algunos. Las disculpas primigenias, que aún hoy escuchamos, pasaban siempre por el uso terrorista y pornográfico de las nuevas facilidades de la red de redes, amparadas siempre en estudios y estadísticas de tan dudosa credibilidad como acientificismo. Y en ello seguimos.
A finales de marzo nos desayunábamos leyendo que este reino era el segundo, tras EE UU, en consumo de pornografía infantil por Internet, con Madrid a la cabeza. Los resultados provenían de un estudio elaborado por Anesvad, una ONG que puso en marcha en octubre de 2001 una campaña de investigación denominada Nymphasex, que se basaba en la colocación de una supuesta página pornográfica en la que se ofrecían 'servicios con menores'. Tras anunciar la web a bombo y platillo, Anesvad comprobó que 6.000 personas visitaban el sitio, 542 lo hacían de forma regular durante los 15 días y cerca de 200 incluso dejaban su dirección de correo. En enero de 2002 comenzó una segunda fase del proyecto, en la que el sitio web permaneció colgado, sin ningún tipo de publicidad y únicamente dado de alta en los diferentes buscadores de Internet, para comprobar si los usuarios eran capaces de encontrarlo, averiguar de dónde accedían y tratar de concienciarles sobre el problema que supone la pornografía infantil.
Según destaca el informe (www.anesvad.org/informe.pdf), las entradas totales a Nymphasex en 2002 superaron las 49.000, con una media de 4.000 al mes, destacando como procedencia los visitantes norteamericanos, con el 41,96% del total (20.602 entradas), y España, con el 37,34% y un total de 18.335 entradas. A nivel estatal, era Madrid la provincia más activa, con el 80% de las visitas (14.689), siguiéndole a distancia Barcelona, con 1.536 entradas y un 8,40% del total, y Valencia, con 395 visitas y un 2,13%.
Que a la vista de semejantes datos se haya difundido que nuestro país es el segundo país consumidor de pornografía infantil en el mundo es un despropósito de tanto calibre como los abyectos y confusos planes del Ministerio de Ciencia y Tecnología para hacer avanzar la sociedad de la información en España. ¿Cómo se puede concluir que sólo en Madrid haya un 75% del consumo de pornografía infantil de EE UU? Evidentemente haciendo pruebas sin rigor ni cuidado alguno.
Lo próximo será probablemente aprobar una ley como la que también el mes pasado se aprobó en EE UU. Una ley que sanciona con dos a cuatro años de prisión a quien usando en Internet dominios sonoros o atractivos de cualquier tipo redirija las conexiones a webs de contenido sexual explícito que se considere peligroso para menores y amenaza con condenar también a quien posea en su ordenador imágenes que no sean fácilmente distinguibles por un menor y puedan crearle confusión (¿?).
Conocedor de esta situación, un fabricante de juguetes japonés ha creado un artilugio llamado Bowlingual que traduce los ladridos de perro a lenguaje humano y que se venderá este verano en las tiendas de mascotas estadounidenses. Por fin podremos hablar con nuestros perros y entender los ladridos de algunos de los gobernantes de este mundo global.
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