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Concentración

El carácter familiar de las empresas de aceite de oliva frena las fusiones

Salazar, Borges, Guillén, Gallego, Ybarra, Muela, Rubio. Estos son los apellidos de las familias que controlan la comercialización de la mayor parte del aceite de oliva español.

Hace tan sólo tres años la situación era radicalmente distinta. El aceite de oliva español estaba en manos de multinacionales como la italiana Montedison o la estadounidense Unilever, o del propio Gobierno español, que ha llegado a controlar el accionariado de Coosur.

Las familias aceiteras españolas lanzaron una ofensiva compradora entre 2001 y 2002 que en sólo dos años dio la vuelta al mapa empresarial del aceite de oliva y colocó a los herederos de los patriarcas a la vanguardia del negocio por cuota de mercado.

Este es ahora, paradójicamente, el mayor obstáculo que tienen las mismas compañías para seguir creciendo y escapar a la estrechez de márgenes que impone la distribución, según reconocen en el sector. El director general de Aceites del Sur (propietaria de las marcas La Española, Guillén y Coosur), Gonzalo Guillén, asegura que 'el avance en dos años ha sido fortísimo, con empresas importantes que han cambiado de manos.

Guillén cree que 'si la distribución sigue tan exigente nos veremos obligados a seguir con procesos de concentración en un mercado donde lo que hace falta es tener volumen. Pero es complicado porque el sector es muy tradicional, y los movimientos que han ocurrido hasta ahora son de empresas que no estaban en manos familiares. Pero las que quedan lo son. Poner de acuerdo a empresas donde imperan factores familiares y de tradición hace más difícil la continuación de fusiones o alianzas', explica.

Aceites del Sur fue una de las protagonistas de las compras de los dos últimos años, al hacerse con Coosur tras el proceso de privatización puesto en marcha por el Gobierno.

Sus rivales no se quedaron atrás. La familia Salazar se convirtió en la primera familia aceitera de España, con un 30% del mercado merced a la fusión de Sos con Koipe, mientras que la sevillana Migasa compró a la estadounidense Unilever la marca La Masía y después llegó a un acuerdo con la también sevillana Hijos de Ybarra para comercializar los aceites de esta firma.

Valorar las empresas

Compañías como Hijos de Ybarra, Migasa y Aceites del Sur constituyen el paradigma de las empresas familiares andaluzas. Son centenarias, tradicionales y resistentes a las fusiones. Y su estrategia ha demostrado que así pueden convertirse en compradoras en vez de compradas.

El resultado es un mercado atomizado que domina Sos Koipe con un 30% y le siguen Hijos de Ybarra más Migasa (16%), Aceites del Sur (9%), Aceites Toledo (5,1%) y Borges (4,9%) entre otras muchas.

Fuentes del sector subrayan que 'resulta muy complicado valorar una de estas empresas familiares para hablar de fusiones, porque en seguida afloran los factores emocionales: los empresarios llegan a diálogos del tipo '¿cómo va a valer tu empresa lo mismo que la mía?'.

En muchos casos no aceptan ni siquiera la valoración que realizan de su empresa los tasadores independientes y así es difícil llegar a acuerdos estratégicos', afirman dichas fuentes.

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