La SEPI insiste en la imposibilidad de recomprar Babcock

Ignacio Ruiz-Jarabo, presidente de la SEPI, llegó a Bilbao con el discurso preparado. Recibido con gritos de protesta por un centenar de trabajadores de Babcock Borsig España, argumentó ante los medios de comunicación la imposibilidad de que la SEPI recompre el fabricante de bienes de equipo de Trápaga (Vizcaya), que fue privatizado en octubre de 2001. Según su planteamiento, los acuerdos firmados en su día con la Comisión Europea (CE) estipulaban 'con contundencia' que las ayudas destinadas al saneamiento de Babcock, antes de su venta, eran las últimas que podía recibir la empresa.

En el caso de que la SEPI recuperara la propiedad de Babcock, tendría que sanearla, porque Ruiz-Jarabo desveló que está necesitada de recursos económicos. Pero como nuevas aportaciones públicas no son posibles, el único destino de la compañía en manos de la SEPI sería la quiebra, anunció.

El actual accionista, la multinacional alemana Borsig, suspendió pagos el pasado 5 de julio con 800 millones de pasivo y ya ha manifestado que no tiene recursos para apoyar a su filial vasca, cuya propiedad ha ofrecido a la SEPI por el precio simbólico de un euro. Ruiz-Jarabo se refugió en el hecho de que un consultor externo Roland Berger está analizando las posibles salidas de Babcock, aunque ya han trascendido algunas claves de este estudio, que especifica que hay que aligerar la plantilla en 400 personas, lo que supone un recorte laboral del 61,5% sobre el actual colectivo de 650 empleados.

Sobre la demanda que la SEPI ha presentado en un juzgado de Baracaldo (Vizcaya), por el trasvase de 22 millones de la tesorería de Trápaga a la de Alemania antes de que Borsig suspendiera pagos, Ruiz-Jarabo señaló que no hay novedades. Ruiz-Jarabo, que fue recibido en Bilbao por dirigentes del PP vasco, presentó la apertura de una delegación en Euskadi de Sepides, empresa de la órbita que la SEPI que promueve las inversiones empresariales.