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Agricultura

España se prepara para liderar el porcino en la UE

Los productores españoles sostienen que el sector porcino español se encuentra muy cerca de liderar el mercado europeo. Sobre todo, si potencia la competitividad que ahora le caracteriza, diversifica los productos, y busca mercados exteriores específicos.

Cuando eso suceda, España habrá culminado un camino que inició en 1986, año de la adhesión a la Unión Europea, basculando entre un cuarto y un quinto lugar en la producción comunitaria (tras Alemania, Holanda y Francia) y desde el que ha pasado a ocupar un honroso segundo puesto, tras Alemania, y el cuarto mundial, tras el país teutón, China y Estados Unidos.

De mantenerse esta tendencia, el salto hacia el liderazgo europeo es cuestión de breve tiempo. Según datos de Eurostat, la cabaña española fue la que más creció en Europa en 2002 al experimentar un incremento del 4,6%, casi el triple que Alemania, cuyas granjas sólo aumentaron sus efectivos en un 1,8%.

Sólo en el último decenio la porcinocultura española ha pasado de generar 1,9 millones de toneladas de carne de cerdo en 1992 a 3,07 millones en 2002 (un 60,7% más). En este periodo la cabaña española ha crecido hasta 23 millones de animales. Ya aglutina casi el 20% de toda la cabaña comunitaria. Su valor representa el 35% de toda la ganadería. Durante el pasado ejercicio alcanzó 4.877 millones de euros. El volumen de negocio que mueve el sector equivale al 1% del PIB. Además posee una excelente y creciente presencia en los mercados exteriores, en los que vende el 17% de la producción, 407.000 toneladas en 2002, de las que 345.000 fueron a parar a países comunitarios (Portugal, Francia, Alemania, Italia y Países Bajos son los mejores clientes), y el resto, a terceros países, de los que Rusia se lleva el 60%.

El tirón de la industria

Las causas de este esperanzador escenario son varias. Carlos Escribano, director general de Ganadería (Ministerio de Agricultura), estima que del sector porcino ha tirado con mucha fuerza la potente industria agroalimentaria, que ya hoy se desarrolla en España.

La eficacia productiva ha ido imponiéndose desde 1986. España produce hoy a precios muy competitivos. La producción integrada se encuentra plenamente estructurada, la aplicación tecnológica posee un satisfactorio desarrollo en todo el proceso y los incrementos del consumo de carne de porcino han sido muy importantes en estos años.

Además, el sector ha estado muy ágil a la hora de labrarse un mercado fuera de España. Para Escribano, el techo no se vislumbra de momento, aunque existen puntos críticos que deben ser superados, como los problemas medioambientales que genera el sector o la alta densidad de las explotaciones. Con todo, España cuenta con los mimbres para liderar la producción europea, aunque el objetivo pasa antes por mantener la rentabilidad.

Alberto Herranz, gerente de la Asociación de Comercializadores de Porcino (Ancoporc), aduce otras razones del espectacular crecimiento del sector.

Por ejemplo, que en España las restricciones medioambientales a la cría de cerdos han sido siempre más suaves que en otros países comunitarios, puesto que España cuenta con mayor superficie agraria que sus competidores.

También incide la estructura productiva muy profesionalizada y la buena dimensión empresarial. Pero, sobre todo, influye el avance de la distribución, que ha modificado las pautas alimentarias y alentado el desarrollo del sector primario.

Por último, España ha gozado de una relativa estabilidad sanitaria de la cabaña porcina. Salvo la tristemente famosa peste porcina africana, todas las demás pandemias han sido importadas.

La potente industria cárnica nacional absorbe el 22% de la cesta de la compra, en la que los españoles se dejan cada año cerca de 65 millones de euros. El porcino representa el 60% de la carne; triplica en toneladas al consumo de aves, y es casi seis veces superior al del vacuno.

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