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Lealtad, 1

Falla la laparoscopia en Irak

La invasión de Irak por parte de Estados Unidos, a la que se han unido en los últimos días efectivos militares del Reino Unido, divide a la comunidad internacional. Quienes alardearon antes de la invasión de ser grandes genios de la interpretación de los sucesos bélicos compararon la situación con la más avanzada tecnología médica. Se repitió por todos los foros, así, que la contienda iba a ser de cirugía fina, sin cicatrices ni efectos secundarios.

Hay en la medicina moderna una aplicación quirúrgica no traumática se conoce como laparoscopia. Consiste en la intervención exacta, rigurosa, a través de minúsculas incisiones que permiten la maniobra del cirujano con precisión y nulos efectos secundarios. No quedan restos perceptibles a primera vista de la operación.

Un ejemplo. Una operación de esófago suponía hace unos años una apertura en canal. El enfermo permanecía en reposo durante varios meses, con medicinas multicolores en el tiempo y una alimentación especial y, por supuesto, sin acudir al trabajo. Quienes hace tres años hemos soportado una operación de este tipo hemos podido comprobar cómo la operación apenas duró dos horas; a los tres días deambulábamos por casa sin medicina repetitiva y a las tres semanas nos habíamos incorporado al puesto de trabajo. De la operación quedan cinco pequeñas punciones externas. Todo un éxito.

El intento de llevar la laparoscopia a Irak, como se repitió sordamente en los últimos discursos, es algo que ahora no se sostiene. No hay efectos colaterales. Hay muertos y destrucción y, además, la amenaza de que la guerra se prolongue más de lo previsto antes de comenzar la ofensiva.

Nadie es capaz de evaluar, asimismo, el coste económico y político de la guerra ni la respuesta futura de organizaciones terroristas. Mientras, las Bolsas siguen el dictado de la mano que mueve los derivados a su libre antojo.

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