Economía, carácter y el caso de Aragón
El pasado jueves se presentó en Zaragoza el nuevo marco input-output de la economía aragonesa, correspondiente al año 1999, que se ha promovido, al igual que sus predecesores de los ejercicios 1972, 1978, 1985 y 1992, por Ibercaja, y cuya realización práctica ha corrido a cargo de su servicio de estudios, bajo la supervisión de su director, Francisco Bono.
A través de este marco input-output (I-O), que como se sabe permite describir la estructura productiva, cómo se configuran la producción, la distribución y la renta y cómo se conforman los precios de los productos, se puede apreciar la extraordinaria evolución que ha registrado la economía aragonesa en los casi tres decenios transcurridos desde la citada primera descripción que se hizo en el año 1972.
En efecto, se ha pasado de una renta media que apenas llegaba al 44% de la media europea a situarse en el 87% del conjunto europeo.
La economía regional ha podido absorber la caída del 75% del empleo agrario gracias a aumentos del 107% del sector de servicios de no mercado, del 81% de los servicios de mercado y del significativo aumento del 25% de un sector industrial que, en realidad, es el motor de muchos servicios que ha externalizado una industria que ha demostrado saber aguantar las recientes crisis, sobre todo la del automóvil.
Y, como clave de esta evolución, según se desprende de estas tablas input-output, el impulso de las exportaciones, donde se encuentra el origen del 51% de su actividad productiva, bien expresada por el denominado multiplicador interregional que alcanza nada menos que un valor de 1,354 euros producidos por la economía aragonesa por cada euro de crecimiento uniformemente ponderado de la demanda exterior.
Como señaló la presidenta del Instituto Nacional de Estadística, Carmen Alcaide, en la presentación de este trabajo, es muy notable el esfuerzo estadístico preciso para cumplimentar, a nivel regional, unas tablas de origen y destino donde se cruza información de 90 productos con 68 ramas de actividad, lo que ha exigido, sobre todo, ampliar las habituales muestras cuyo objetivo se limitaba a estimaciones para el conjunto nacional, así como extender las encuestas a ramas del sector servicios que antes no se investigaban.
No obstante, la extraordinaria necesidad de datos regionales requiere añadir a la información que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE) la que pueden aportar otras instituciones, los institutos regionales de estadística, de tan desigual desarrollo, así como investigaciones a medida como las que, en este caso, ha tenido que asumir la propia caja de ahorros aragonesa Ibercaja.
De cualquier modo, y junto a la celebración de este nuevo instrumento de análisis regional de la economía, hay que hacer algunas consideraciones sobre la contabilidad y sobre las tablas input-output regionales, que son fuentes imprescindibles para medir las disparidades regionales, determinar fondos estructurales de la Unión Europea y, además de ello, permitir también a los ciudadanos enjuiciar la eficacia de la gestión de su comunidad autónoma en cuanto a su desarrollo económico y social.
En este sentido, quizá lo de menos sean las pequeñas lagunas estadísticas existentes y posiblemente tenga más importancia la aplicación por igual de la metodología del Sistema Europeo de Cuentas 1995 actualmente vigente.
Pero quienes llegamos desde fuera de Aragón al acto de presentación del trabajo pudimos apreciar, por encima de los análisis económicos, un aspecto que los de dentro difícilmente pueden percibir porque, sencillamente, pertenece a su modo de ser.
En efecto, la objetividad con la que se presentaron las conclusiones, la independencia académica de que hizo gala el consejero de Economía, Hacienda y Empleo, Eduardo Bandrés, al cerrar el acto y la ausencia de referencias a lo que hacen otros o dejan de hacer, constituyeron detalles muy gratificantes para quienes estamos más acostumbrados a oír que los problemas vienen de la mala gestión anterior, que los avances sólo obedecen al impulso propio o que cuanto se ha dejado de conseguir es por culpa de los demás.
Argumentos, por otra parte, nada extraños en materia de economía regional, donde tan fácil es caer en la tentación de jugar a la baja para conseguir los ansiados fondos europeos, aprovechar las ventajas de la capitalidad como méritos propios o seguir jugando al victimismo a pesar de gozar de ventajas históricas. Cuestiones de carácter.