EE UU y Reino Unido lanzan una ofensiva para controlar las instalaciones de petróleo de Irak
Las tropas estadounidenses y británicas han iniciado una vertiginosa ofensiva para asegurar a la mayor celeridad posible el control de la estratégica infraestructura de petróleo de Irak. Los aliados llevaron a cabo ayer un bombardeo masivo sobre Mosul y Kirkuk, dos ciudades vitales para controlar el petróleo del norte. Mientras, las tropas británicas anunciaron que se habían apoderado del yacimiento gigante de Rumaila; más tarde, el Pentágono moderó el entusiasmo y señaló que este yacimiento 'podría estar bajo control en las próximas horas'.
Los acontecimientos se están sucediendo a una enorme velocidad y son cambiantes a cada instante. Pero todas las informaciones indican que las tropas aliadas marchan raudas hacia Bagdad. Al mismo tiempo, los temores de que el Gobierno iraquí lanzara ataques contra las instalaciones petrolíferas de sus vecinos no se han materializado. El suministro de crudo de los grandes productores está funcionando con normalidad, con la excepción de Nigeria, y el mundo necesitará menos petróleo en el nuevo trimestre que va empezar.
Mercado tranquilo
El resultado es de un gran optimismo y de tranquilidad en el mercado internacional del petróleo. Así, la cotización del brent, la referencia europea, cayó ayer casi un dólar y medio por barril y se situó en los 24,1 dólares, un 4,5% menos que el jueves y un 27,4% menos que el 12 de marzo, última jornada en la que el precio subió. En EE UU, el barril de crudo WTI también ha perdido casi 11 dólares desde el 12 de marzo y se sitúa en los 26,7 dólares.
Las tropas británicas anunciaron ayer que habían asumido ya el control del estratégico campo de Rumaila. Este yacimiento es el más importante del sur del país. Sus reservas equivalen a 10.000 millones de barriles de petróleo, lo mismo que toda Noruega. El yacimiento es el más importante en producción, con un ritmo de extracción diario, en condiciones normales, de 1,2 millones de barriles. En los primeros pasos de la ofensiva circularon rápidamente rumores de que los soldados iraquíes habían prendido fuego al menos a 30 pozos de petróleo en Rumaila.
Un regimiento de ingenieros del escuadrón británico de asalto 51 entró ayer en esta región petrolífera y constató que las largas columnas de humo que se observaban desde las inmediaciones de Rumaila eran causadas por una mancha de petróleo que se extendía a lo largo de una hilera de un kilómetro y medio, excavado por los soldados iraquíes antes del ataque. No se trataba por tanto de un ataque a los pozos, sino de una maniobra para dificultar la visibilidad de las tropas aliadas.
Las estimaciones de la consultora Saybolt, que ha hecho trabajos de investigación en Irak para Naciones Unidas, estima que actualmente hay en el país unos 190 pozos activos en el norte y otros 210 en el sur. Más de 20 años de guerras y una década de sanciones han provocado que la industria iraquí se encuentre actualmente en un estado lamentable. Por eso, el 73% de la producción se concentra en dos yacimientos, Kirkuk en el norte y Rumaila en el sur. El resto de los pozos pierde capacidad productiva cada día.
El equipo de ingenieros británico inició ayer la inspección intensiva de las instalaciones controladas, a la búsqueda de minas y bombas trampa. Fuentes de la inteligencia británica sí informaron de que en el interior del yacimiento gigante se habían encontrado entre tres y cuatro pozos ardiendo y también dos plantas para el procesamiento de hidrocarburos. Los efectivos británicos han dividido el terreno en ocho zonas que se extienden a lo largo de 60 kilómetros y cada una de las cuales incluye 12 plantas de procesamiento.
La ofensiva del petróleo tuvo ayer otro gran éxito: la conquista del puerto de Umm Qasar, en el extremo sur del país, punto clave para la distribución. El coronel Steve Cox, de las tropas británicas, informó también del 'éxito' en la ocupación de las terminales de Mina al-Bakr y Khor al-Amaya, supuestamente utilizadas por el Gobierno de Sadam Husein para vender petróleo de contrabando. La ofensiva marcha triunfal en la zona sur del país, donde los aliados aseguran haberse hecho ya con el control total de la península de Faw, la región para el transporte de crudo por mar.
El próximo paso en la estrategia para apoderarse del petróleo iraquí es marchar sobre las tres principales refinerías del país: Basora, en el sur; Doura, cerca de Bagdad, y Baiji, en las inmediaciones de Tikrit, cerca del lugar de nacimiento de Sadam.
El oro negro de Irak tiene un potencial inmenso, según las estimaciones de todos los expertos. Las reservas del país ascienden a 112.000 millones de barriles, es el volumen más importante en el mundo después del de Arabia Saudí.
Con todo, eso es una pequeña parte de lo que promete el país; algunas investigaciones superficiales apuntan que los yacimientos ocultos bajo las arenas del suroeste del país pueden representar más del doble de las reservas ya conocidas.
Los éxitos militares están siendo recibidos con entusiasmo en el mercado. Sin embargo, muchas debilidades siguen latentes. Cualquier complicación imprevista podría dar un vuelco al optimismo. Por ejemplo, las protestas tribales en Nigeria paralizaron ayer las exportaciones de crudo de ese país, el más importante productor africano, con un promedio de 2,2 millones de barriles diarios.
La situación de los inventarios estadounidenses de crudo es alarmante, las reservas industriales se encuentran por debajo del límite mínimo operacional de 270 millones de barriles. Una mínima crisis de suministro y el petróleo volverá a subir como la espuma.
Preocupación de la OPEP
La preocupación empieza a cundir entre los productores. La OPEP suspendió el jueves sus límites de producción para que cada socio pudiera aumentar al máximo su nivel de extracción; 24 horas más tarde, los miembros del cartel empiezan a considerar que lo más oportuno es hacer justo lo contrario.
El cartel representa un tercio de la producción mundial de petróleo y seis de sus miembros están localizados en el golfo Pérsico. Salvo la evidente excepción de Irak, las exportaciones no se han visto alteradas hasta el momento. Por eso, los representantes iraníes han señalado ya que un posible recorte debería empezar a ser tomado en cuenta si la crisis persiste.
El barril de la cesta de siete crudos con los que esta organización evalúa el mercado cotiza a 26,51 dólares y lleva tres jornadas consecutivas por debajo del límite mínimo de estabilidad, fijado en los 28 dólares. Hasta el pasado lunes, el crudo de la OPEP había registrado el récord de 64 jornadas consecutivas por encima del límite de los 28 dólares. En las circunstancias actuales, si la OPEP convoca una reunión de emergencia será para discutir medidas contra el imparable descenso del precio del petróleo, en lugar de estudiar nuevas garantías para el suministro.