No llegar a fin de mes
España crece más que muchos de sus socios europeos: 2% en 2002, mientras que la economía alemana está prácticamente estancada y Portugal ha entrado oficialmente en recesión. La generación de empleo se ha ralentizado, pero todavía crecía a un ritmo del 1,6% en el cuarto trimestre de 2002. Somos uno de los alumnos más aventajados en la escuela europea del déficit cero. Y los tipos de interés están en mínimos históricos (el euribor cayó en febrero al 2,504%), con el consiguiente alivio para millones de hogares que tienen sus propiedades hipotecadas. Sin embargo, cada día que pasa aumenta el número de familias que tiene dificultades para llegar a fin de mes.
Según la encuesta continua de presupuestos familiares que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de la mitad de los hogares españoles tienen dificultades para llegar a fin de mes con sus ingresos. En concreto, 7,6 millones de familias (54,9% del total) en el último trimestre de 2002, lo que supone 762.000 más que en el mismo periodo de 2001. Persisten, además, enormes disparidades entre las distintas comunidades autónomas: el gasto medio por persona en Cantabria fue de 2.117,78 euros, un 47,5% más que en Extremadura.
Los efectos de estas cifras son fundamentales. Para empezar, sólo el 35,4% de los hogares españoles afirma dedicar algún dinero al ahorro. Una economía del corto plazo que coloca a las familias en situación de notoria precariedad y eleva la amenaza de impagos en un segmento que tradicionalmente presenta índices de morosidad muy inferiores a los de las empresas.
Cuando hay que ajustarse el cinturón a fin de mes y, además, compras importantes, como la de la vivienda, se llevan cada vez más la parte del león del presupuesto de los españoles (pese a las rebajas de tipos, debido al acelerón de los precios en los últimos años), los que sufren son otros gastos que la familia media considera como 'lujos' y que están lejos de serlo. Según datos del propio INE, el 70% de las familias españolas no cuenta con un ordenador personal. Y este es un dato que debería preocupar, porque pone en evidencia que seguimos sin reducir la brecha tecnológica que nos separa de las economías más desarrolladas.
Además, a precios constantes, el gasto de las familias se contrajo un 1,1% en el último trimestre de 2002. Y no se puede olvidar que el consumo privado ha sido el principal motor de crecimiento económico en los últimos años. En la era del déficit cero, las Administraciones públicas tienen mucho menos margen para activar la economía mediante el aumento de gasto. Si la confianza y la perspectiva de consumo de los hogares se contraen, se corre el peligro de sufrir un parón en el ritmo de crecimiento que será difícil de reconducir. Sobre todo, si no mejora el clima económico internacional y las grandes economías europeas que absorben la mayor parte de nuestras exportaciones permanecen estancadas.