China elige un nuevo Gobierno con la misión de proseguir la apertura económica
Hu Jintao, un ingeniero hidráulico de 60 años y secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) desde el pasado noviembre, llega a la presidencia una década después de que Deng Xiaoping, el arquitecto de la reforma, lo designara sucesor de Jiang Zemin. Se convierte así en la cabeza de la cuarta generación de líderes políticos que asume el Gobierno desde la fundación de la República Popular China en 1949. Se trata de la primera transferencia de poder ordenada, sin purgas ni muertes, en medio siglo.
El nombramiento de los nuevos dirigentes se ha producido durante la sesión anual que celebra el parlamento chino en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, y en la cual no ha habido sorpresas. Los miles de delegados de la asamblea llegados de todas las provincias se han limitado a sancionar la elección realizada previamente por el partido.
La labor de Hu Jintao y Wen Jiabao, un ingeniero geólogo también de 60 años, tendrá un marcado carácter continuista. Su principal misión será proseguir el proceso de apertura y liberalización económica para extender el bienestar a toda la población en las próximas dos décadas. Su objetivo es cuadruplicar el PIB para el año 2020, hasta 4,32 billones de dólares.
China está inmersa en el proceso de transición de la economía planificada al capitalismo, denominado en este país economía de mercado socialista. Con este objetivo, el parlamento ha aprobado una amplia reorganización gubernamental, que ha supuesto la creación de un nuevo Ministerio de Comercio y la desaparición de la Comisión Estatal de Planificación y Desarrollo, responsable de los planes quinquenales.
El popular Zhu Rongji, primer ministro saliente, dejó bien claro en su discurso de despedida que la prioridad en los próximos años será extender la prosperidad al campo, donde 800 millones de campesinos se han quedado descolgados del proceso de apertura puesto en marcha por Deng Xiaoping en 1978. Una situación que se ha visto agudizada tras la entrada en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en diciembre de 2001. La renta media anual de los agricultores es de 2.400 yuanes (270 euros), la tercera parte que en las ciudades.
Las autoridades consideran que el descontento entre los campesinos, sometidos a fuertes impuestos y altos costes de producción, con unas parcelas muy pequeñas, y entre los millones de trabajadores en paro como consecuencia de la reestructuración de las empresas públicas supone un riesgo para la estabilidad del país y una amenaza para la supervivencia del propio partido.
Por ello, desde el pasado noviembre, la televisión ha multiplicado los reportajes sobre las visitas de Hu Jintao y Wen Jiabao a agricultores, mineros y otros olvidados por las reformas, en un intento por identificar a los nuevos dirigentes con las clases menos favorecidas.
China, la sexta economía del mundo, continuará la reestructuración de las compañías estatales en los próximos años, mientras prosigue la apertura de la economía al exterior. El nuevo Gobierno tendrá que hacer frente también al saneamiento de los bancos, acosados por los malos créditos, y la fuerte corrupción que vive el país, que algunos expertos tachan de 'institucional'.