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'Caso Urbanor'

El socio más discreto de la pareja

Eterno compañero de batallas financieras y familiares de Alberto Cortina, Alberto Alcocer siempre ha tratado de mantener un discreto segundo plano en las operaciones inversoras de ambos, tanto en el sector financiero como en el de la construcción. Madrileño, de 61 años, es, al igual que su primo, licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid.

La suma de cargos de consejero y presidente en diversas empresas ha corrido paralela a la de Alberto Cortina, al igual que su papel inversor en una larga lista de empresas, como Portland Valderrivas, Grucycsa, Corporación Financiera Reunida (Cofir), Uniseguros, Lorane Holding (propietaria de la firma suiza de relojes Girard-Perregaux) y, por supuesto, Construcciones y Contratas, ACS y el Banco Zaragozano.

Dicen los que le conocen que muestra un talante campechano. Más alejado de la notoriedad pública de su primo, Alberto Alcocer ha ejercido en la sombra, pero con mano firme una estrategia que les ha catapultado a pilotar operaciones estrella en las dos últimas décdas de la historia de la empresa española. En 1989, Alcocer fue nombrado presidente de Cartera Central (el grupo inversor que los Albertos compartían con el socio kuwaití KIO) y de Construcciones y Contratas. Pero tras separarse de Esther Koplowitz en 1990 abandonó estos cargos y también dimitió como copresidente de Grucycsa y su posterior cargo en Cartera Central como consejero delegado.

Como siempre, de la mano de su primo, rehacen sus carreras desde la plataforma que les proporciona el Zaragozano. Desde allí, recomponen los negocios y vuelven a lo que siempre ha sido su negocio favorito, la construcción. Entran en el capital y en el consejo de administración de ACS y desde allí diseñan, junto a Florentino Pérez y los March, la gran operación, el asalto a Dragados. El objetivo, que está a punto de culminarse, es hacer la integración de las dos constructoras para crear el primer grupo del sector en España.

Sin embargo, la culminación de este sueño, especialmente querido por Alcocer, es muy posible que tenga que verlo desde la barrera, debido a las consecuencias del caso Urbanor .

Un caso del que nunca espero este desenlace. 'A mí no me ha reclamado nada nadie hasta que me enteré de la presentación de la querella, que me sorprendió mucho y aquí estamos', dijo el pasado 13 de noviembre de 2000, día en que acudió a los tribunales para declarar.

Consciente, como su primo, de que su salida del Zaragozano podía ser inminente en cuanto dictara sentencia el Tribunal Supremo ha estado sopesando y negociando la venta de la entidad. Y eso que propició un cambio de estatutos en 2001 para poder permanecer como en el cargo cuatro años más. Esa etapa se frenó en seco ayer. Una condena de tres años y cuatro meses de prisión por estafa y falsedad en documento mercantil tiene la culpa.

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