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Plan de responsabilidad

El SCH exige a sus proveedores un compromiso social y medioambiental

El plan de responsabilidad social que el presidente del SCH, Emilio Botín, presentó con gran despliegue en noviembre pasado, ha despegado. La comisión ejecutiva del banco acaba de aprobar este plan de nueve medidas con el que busca un retorno: lograr a largo plazo el reconocimiento de los inversores, clientes y empleados y que redunde en un beneficio para la entidad. A corto plazo espera lograr el desarrollo social de las áreas donde opera. El grupo tiene presente que los mercados cada vez premian más la gestión con criterios sociales.

Pero el plan 'no es una moda; queremos que sea una seña de identidad', recalcó José Casas, responsable del departamento de responsabilidad social corporativa del banco, quien añade que el banco lleva años realizando iniciativas sociales.

La entidad destinó el año pasado 61 millones de euros a acciones sociales, el 2,7% del beneficio atribuido, un 25% más que en 2001, cuando derivó a este fin el 1,94%. Entre las medidas clave figura el nuevo sistema para evaluar la concesión de créditos a empresas, que estará operativo en el último trimestre del año.

Incluirá el riesgo medioambiental como un factor equiparable a otros al evaluar la concesión del préstamo. Por un lado, el banco endurecerá los actuales requisitos de información (ahora sólo para grandes infraestructuras): las empresas deberán presentar autorizaciones administrativas, memoria medioambiental, seguro y un protocolo interno medioambiental. Por otro lado, clasificará a las empresas en cuatro categorías según el riesgo contaminante de su actividad. Esto no limitará los créditos, insistió Casas, aunque admitió que las condiciones del banco pueden variar según el peso de este riesgo. Con este control, busca evitar casos de sociedades que pongan en entredicho su responsabilidad medioambiental y su reputación.

Planes de la competencia

Un paso esencial que sólo ha dado el SCH es empezar a exigir a 400 de sus proveedores que cumplan con el compromiso social y medioambiental del Pacto Mundial de Naciones Unidas de 1999. Unos 150 han respondido con su adhesión. Aunque con este protocolo sólo se comprometen a 'tratar' de respetarlo. Pero el banco promete primar a los que lo cumplan.

Entre las nueve medidas del plan del banco también figuran la formación, participación de los empleados, certificación medioambiental de centros de trabajo, un plan ecológico de reciclaje y la evaluación trimestral de las iniciativas.

Pese a los avances del SCH, tanto el BBVA como Bankinter desarrollan iniciativas similares. El grupo presidido por Francisco González ha sido el primero en anunciar un plan social y en publicar una memoria social que el Santander ultima. El BBVA también contempla un código ético sobre proveedores, aunque no lo detalla, y el criterio medioambiental para créditos a empresas, que amplía a las inversiones.

Mientras, Bankinter aprobó el año pasado un plan de responsabilidad social. De hecho, es una de las tres empresas españolas incluidas en el índice FTSE4Good, en el que quieren entrar SCH y BBVA. Bankinter busca, entre otros aspectos, fomentar la mejora del medio ambiente entre el personal, clientes, proveedores e instituciones, según figura en su memoria. Ha creado un comité que ultima las medidas.

En el caso del SCH, destaca un programa específico para conciliar la vida laboral y familiar que incluye la promoción de la mujer. En este marco, este grupo, junto con Banesto, Caja Madrid y Citibank, se han convertido en las primeras entidades financieras que logran un distintivo del Instituto de la Mujer como entidades colaboradoras en el programa âptima de igualdad de oportunidades.

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